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imagen de país cateto franquista habida cuenta de las con-                                                              que se escribe hoy en España huye del lenguaje costumbris-

         tradicciones e inconsistencias que encontramos en muchos                                                                ta y procura escribirse en un estilo aséptico, “internacional”

         de los discursos que avalan el silencio sobre autores patrios.                                                          (estilo, por cierto, que ha dado lugar a afirmaciones tales

         Baste a este respecto mencionar el predicamento que, desde                                                              como que los nuevos autores españoles parecen escribir con

         los años noventa del siglo pasado, ha tenido en España un                                                               un español traducido); sin embargo, y aquí está la contra-

         autor como Raymond Carver, autor realista sobre el que,                                                                 dicción, es precisamente el lenguaje costumbrista uno de

         por jugar al juego valorativo de parte de mis contemporá-                                                               los elementos celebrados en algunos de los autores latinoa-


         neos, podría decirse que “retrata” la Norteamérica profunda                                                             mericanos que están teniendo fortuna editorial en España,

         a través de un código que es el mismo que Delibes usa para                                                              como Yuri Herrera, cuyos textos están plagados de mexica-

         “retratar” el campo castellano. Más allá de la ridícula e in-                                                           nismos, o el argentino Fabián Casas. Debería a este respecto

         útil pregunta de si “existe” la Norteamérica de Carver o el                                                             ser aleccionador cómo cualquier autor latinoamericano no

         campo de Delibes, lo que se constata de manera inmedia-                                                                 sólo menciona en sus influencias a autores de su tradición

         ta es que afirmar que se lee a Carver está bien visto, mien-                                                            junto a otros autores extranjeros, sino que también usa el

         tras que mencionar que se lee a Delibes emparenta al escri-                                                             lenguaje que mejor domina en beneficio de su obra, sin que


         tor con todo lo que se proscribe en el circuito literario por                                                           ello lo condene a una lectura localista. No en vano, la litera-

         razones que tienen más que ver con la construcción de una                                                               tura latinoamericana ha sido más ecléctica, y si bien es cier-

         identidad “a la altura” de un primer mundo al que nos aso-                                                              to que la identidad heterogénea de esos países y la falta de

         mamos con afán de emular para que nos admitan, que con                                                                  una tradición sólida propicia el eclecticismo, conviene pre-

         un pensamiento crítico y una preocupación genuinamente                                                                  guntarse si la actual falta de relevancia de la literatura espa-

         literaria. En según qué casos, los mismos argumentos que                                                                ñola no estará en parte relacionada con la falta de relevancia

         se utilizan para ensalzar al primero, se usan para invalidar                                                            que nosotros le damos a nuestra tradición y con la consi-

         al segundo, de tal modo que el realismo, entendido en su                                                                guiente vocación imitativa de lo que llega de fuera. Y es que

         acepción más chata, es celebrado y siempre y cuando el au-                                                              todo un circuito literario lamentándose por no ser tan cool


         tor realista en cuestión no sea español. Así, el gusto realista                                                         como lo que viene de Estados Unidos y sonrojándose cuan-

         tan propio de la tradición española se satisface a través de                                                            do alguien menta a Miguel Delibes o a Ana María Matute,

         autores extranjeros, cuya lectura no convoca al maricom-                                                                ¿no acaba produciendo libros cuya preocupación de fondo

         plejín a pesar de que los códigos que utilizan los autores rea-                                                         es que al escritor no se le confunda con un paleto español?

         listas como Carver o Philip Roth (otro autor muy celebrado                                                              ¿Y no es esto un poco paleto? ¿No está el escritor español

         en España) son exactamente los mismos que los de los rea-                                                               demasiado preocupado por su imagen de marca (no espa-

         listas españoles. Otra de las contradicciones que se derivan                                                            ñola)? Estoy generalizando, sí, pero es que lo que me inte-


         de este hecho es la siguiente: mayoritariamente, la literatura                                                          resa tratar en este artículo es precisamente lo general, o por






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