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jo, qué más les da si no lo necesitan para vivir.” (Gopegui,   tema principal es qué margen de actuación tiene un gobier-

 Acceso 157)   no de una democracia liberal europea, como la española. El

 La conciencia de las contradicciones del capitalismo con-  alegato final de la vicepresidenta contiene la denuncia:

 duce necesariamente a una reacción que debe producirse en

 el ámbito de lo público, al compromiso ideológico o mili-  Puede que ustedes esperen ahora una teoría de la conspiración,
                querrán que les revele quién movió los hilos, quiénes son los res-
 tancia de izquierdas. En Lo real se insiste en la idea de un   ponsables. Sin embargo, están a la vista. Soñamos con la cons-

 partido socialista que traiciona a sus bases al incluir la evo-  piración porque implicaría la existencia de un orden, y eso nos


 lución del PSOE como contexto histórico en el que se de-  calma. (Gopegui, Acceso 314)

 sarrolla la historia de Edmundo. Sin embargo, en Acceso no   De nuevo sortea las convenciones del género al que creímos

 autorizado se incluye la figura de una ministra socialista que   poder adscribir la novela —thriller político—. El desenlace

 es incapaz de llevar a cabo los proyectos políticos en los que   no castiga a los villanos. No hay culpables, no hay respon-

 cree debido a la presión ejercida desde unos poderosos en-  sables, ninguna “teoría de la conspiración” que permita el

 tes económicos. Por eso, Julia Montes le reprochará al pre-  alivio de creer que el “orden”, el sistema, no se ha alterado.

 sidente, cuando se desengañe finalmente:  Porque el sistema no se basa en ningún “orden”.




 —Estaba equivocada. No puedes dimitir. Puedes no presentar-  Nuestra política hoy es forcejeo, no hay otra palabra más noble

 te en las próximas elecciones, pero para irse hay que tener una   para definirla, ni más misteriosa. Fuerzas que intentan vencer

 razón.         resistencias, y lo hacen las más de las veces de forma grosera, sin
 —¿Y quién me obliga a quedarme?  respetar las reglas pues, si nadie las cree, ¿quién las va a defen-

 —Te lo he dicho: no tienes un motivo para dimitir. No es ver-  der? (Gopegui, Acceso 314)

 dad que estés haciendo ahora, debido a la crisis, una política ale-
 jada de tu ideología. No tienes ideología. (Gopegui, Acceso 294)   Al mencionar en su intervención la privatización de las

         cajas con fondos públicos como el motivo fundamental de

 La acusación de la ausencia de ideología dirigida a un pre-  su destitución, por haberse opuesto a ella, vuelve a aparecer

 sidente del gobierno es la más grave que puede formularse   el fondo histórico, exacto, real y concreto que da la medida

 y sintetiza la carga crítica de la novela. Si un presidente de   de la profundidad de la carga: la reforma del sistema finan-


 gobierno que representa la voluntad popular por ser elegi-  ciero español. El tema omnipresente en todos los medios

 do democráticamente, carece de criterio ideológico porque   desde hace dos años, en que el gobierno socialista permi-

 sólo lo anima la voluntad de poder, ¿qué esperanzas hay de   tió la reconversión de las cajas de ahorro en bancos. Dos

 que la democracia sea verdaderamente representativa, como   años después, mientras redactamos estas páginas, una nueva

 se ha inculcado a lo largo de la transición? La novela va mu-  vuelta de tuerca al asunto: los bancos reconvertidos deben

 cho más allá del tópico que vincula poder a corrupción, el   ser “rescatados”, pero al parecer la factura se reparte. El fi-







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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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