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nal del alegato de Julia Montes tiene cada vez más vigencia: nuas referencias metaficcionales que supone incluir un na-
rratario, como en los casos de La escala de los mapas (1993),
Ya nadie ignora que el bienestar general tal como lo hemos co-
nocido es imposible de sostener. Pero continuar con el expolio Lo real, El lado frío de la almohada, El padre de Blancanieves
de lo común mientras aumenta el control de la ciudadanía y se o Deseo de ser punk. La presencia del narratario implica la
recorta su capacidad de decidir no debe ser la única opción, no conciencia de un lector cómplice que se hace explícita en la
puede serlo. Es nuestro país, el espacio temporal de nuestras vi- obra, y, como hemos señalado, creemos posible que el ale-
das, es nuestro derecho a organizar un bienestar distinto y com- gato final convierta al lector en el narratario de la novela, en
partirlo. (Gopegui, Acceso 315)
su destinatario último. Y, por supuesto, una reflexión sobre
Cabe la esperanza de la reacción de la gente común, Anon- la diferencia entre ficción y realidad:
ymous, capaz de acometer acciones tan improbables como Se dijo que entre la vida y la representación de la vida había algu-
posibles —introducirse en el ordenador de una vicepresi- nos grados de separación. Quizá no tantos como en El maestro y
denta, interpelarla, hacerla consciente de su papel—. Inclu- Margarita, pero tampoco un ángulo nulo, inexistente, como en
so parece posible que aparezcan individuos que no se resig- otras novelas leídas. Dos líneas muy próximas que, no obstan-
nan, no se pliegan a los poderosos y encuentran modos de te, avanzan separándose, una ventana que parece cerrada pero
defenderse, como hace Crisma, contando con la ayuda de no lo está. Esa amplitud permite el giro o el batir de remos o de
páginas, es la relación que media entre lo real y lo posible. (Go-
otros desconocidos tan desinteresados y hartos como él. El pegui, Acceso 291)
heroísmo es posible pero son los personajes anónimos quie-
nes lo protagonizan, y probablemente no trascienden sus La ficción como posibilidad, conectada con la realidad, que
actos, como el abogado que salva a su amiga de la muerte, es uno de los postulados de su poética y que llega a ser pro-
aunque es el discurso de la presidenta lo que llega a ser no- fética, puesto que pocos días después de la aparición de la
ticia. novela, en mayo de 2011 se produjo el movimiento 15M
Por último, recordar que la intención de la novela es crear cuyos rasgos generales coinciden asombrosamente con la
“una fábula contra el conformismo fatalista en clave de ac- ficción de esta novela.
ción política e informática” (Gopegui, Acceso contracubier-
ta). El título Acceso no autorizado pone de manifiesto que, a 6. Intertextualidad
pesar de las barreras que el sistema pueda proponer, siem- Al margen de la discutible consideración de la intertextua-
pre habrá un modo de difundir la información, el conoci- lidad como rasgo propio de la novela posmoderna, creemos
miento que resquebraje ese sistema. Internet, Anonymous, que es un rasgo de estilo en el caso de la autora. Las refe-
Wikileaks son una buena metáfora para ilustrar esa posibi- rencias a libros, películas, canciones o poemas no son nun-
lidad, como enseña la novela. ca gratuitas sino que obedecen a la intención de enriquecer
Reaparece el tema de la literatura a través de las conti- semánticamente el discurso. El bagaje cultural de la autora
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013