Page 257 - Revista1
P. 257

dentro. Sin embargo, nos encontramos con que este presu-  tiza sin ser al mismo tiempo una masa inercial constituida

 puesto adquiere el estatuto de evidencia incontestable y, a   por el sistema completo de las leyes de la física). Pero co-

 partir de él, se configuran esas piezas (que somos nosotros   nocerlo pasa también, al mismo tiempo, por hacerse cargo

 mismos) con las que se compone la sociedad moderna (al   del conjunto de relaciones químicas del que forma parte (y

 menos en su versión triunfante).   por el que está constituido) como cuerpo inorgánico que

 A  este  respecto,  el  primer  malentendido  se  refiere  al   es. Ahora bien, ese objeto no habría llegado a existir siquie-

 modo como pensamos el carácter concreto de cualquier ob-  ra si no hubiese logrado adaptarse a ciertas leyes económi-


 jeto concreto, por sencillo que sea. Un planteamiento muy   cas. En efecto, además de una masa inercial y un cuerpo in-

 intuitivo pero tremendamente ingenuo nos llevaría a pen-  orgánico, la tiza constituye una mercancía cuya existencia

 sar que el modo más adecuado de conocer cualquier objeto   misma depende de haber logrado reportar beneficios a al-

 concreto sería aislarlo, desconectarlo del sistema de relacio-  gún productor dispuesto a introducirla en el mercado. En

 nes externas del que forme parte, y escudriñar concienzu-  este sentido, no hay tampoco forma de hacerse cargo de en

 damente en su interior. Sin embargo, por intuitivo que esto   qué consiste un objeto concreto tan sencillo como un trozo

 pudiera parecer, cualquier intento de aislar un objeto sin-  de tiza que no pase, de alguna manera por hacerse cargo del


 gular para escrutar su interior, no hace sino alejarnos del   conjunto de las leyes de la economía de las que forma par-

 carácter concreto del objeto en cuestión. En efecto, cono-  te y por las que está constituido. Así pues, no hay manera

 cer algo en concreto, incluso el objeto más sencillo, pasa   de conquistar algo concreto para la representación que no

 siempre por hacerse cargo del complejo sistema de relacio-  pase siempre, de algún modo, por hacerse cargo del sistema

 nes en el que ese objeto participa como parte del mundo.   complejo de relaciones del que forma parte como parte del

 Ciertamente, conocer algo no pasa por aislarlo en su singu-  mundo.

 laridad sino por conocer, con la mayor universalidad posi-  Ahora bien, esto, que es un hecho elemental de la con-

 ble, los distintos sistemas de relaciones en los que esa cosa   sistencia de cualquier objeto, es también cierto para ese pe-

 se integra. Pensemos por ejemplo en un modesto trozo de   culiar objeto que somos nosotros mismos en tanto soporte


 tiza. Para conocer un objeto tan concreto como ese, la ta-  de distintos sistemas de relaciones que constituyen nuestra

 rea no es aislarlo y recortarlo en su singularidad sino, por el   identidad y que, por lo tanto, son en gran medida la res-

 contrario, hacerse cargo del complejo sistema de relaciones   puesta a la pregunta quiénes somos. Es en este sentido en el

 del que forma parte y por el que está constituido. En efec-  que Lukács, en su defensa del realismo en el arte, establece

 to, conocer el modesto objeto que es un trozo de tiza pasa   como “gran verdad de la vida” que

 siempre en cierto modo por hacerse cargo del complejo sis-

 tema de relaciones y leyes físicas por el que está constitui-  el hombre no puede conocerse a sí mismo más que si consigue
                conocer el mundo que le rodea, en el que tiene que vivir y obrar,
 do en tanto que es una masa inercial (y no es este trozo de   tal como ese mundo es. Esta verdad de lo estético hace del au-






 256                                                                                                          257
 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
   252   253   254   255   256   257   258   259   260   261   262