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capitalismo debe ser, al mismo tiempo, la crítica de sí mis-                                                            emigración, afectos y deseos, corporalidad, existencia ur-

         ma. En este doble movimiento, el margen para celebracio-                                                                bana, ética de la otredad, ruralismo y nostalgia, relaciones

         nes de supuestas prácticas inmediatas de carácter divergen-                                                             transatlánticas y transfronterizas, violencias políticas, me-

         te, insurrecto o alternativo es nulo.                                                                                   moria, disfrute de los comunes, impolítica, trauma e histo-

             En segundo lugar, estoy convencido de que las especia-                                                              ria (por citar temas significativos en el seno de los estudios

         lidades académicas son útiles y que su (imposible) dero-                                                                peninsulares) sólo pueden ser entendidos en el marco de un

         gación dificultaría sobremanera nuestra tarea.  Al mismo                                                                modelo de producción social del que emanan y en el que
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         tiempo, las compartimentalizaciones departamentales, tal y                                                              se desarrollan. La discusión del capitalismo no debiera so-

         como ahora están diseñadas, no sirven para abordar, en las                                                              bre-imponerse a estos asuntos como una concesión, como

         aulas y en la investigación, el problema del capitalismo tar-                                                           un adendum o un aspecto acoplado al conjunto final. El

         dío y la crisis económica en España. La razón es muy sen-                                                               conjunto final mismo, de principio a fin, está mediado por

         cilla: el capitalismo no es una especialidad, no es un campo                                                            un modelo de organización económica, social, cultural y

         de estudio, no se ciñe a una materia, no restringe sus efec-                                                            política que lo empapa todo. Aunque esto no conlleva nin-

         tos a las posibilidades de una metodología, no se deja tratar                                                           gún fácil mecanicismo, sacar de la chistera registros de sub-


         como un “objeto de estudios” en el competitivo escaparate                                                               jetividad o contornos sociales en los que el capitalismo no

         universitario. El capitalismo tiene un carácter instaurador,                                                            está (y cuyo profundo entendimiento resulta, por ende, in-

         fundacional y totalizador. No todos los debates resultan re-                                                            necesario) garantiza eso que antes he llamado pseudo-deba-

         ducibles a la discusión del capitalismo. Ahora bien, no hay                                                             tes y falsos radicalismos de fogueo. Es por esto que Arrighi

         debate cultural y político que pueda desentenderse del ca-                                                              reivindica y actualiza ciertos aspectos de la metodología de

         pitalismo sin quedar faltamente truncado, reducido a cierta                                                             Fernand Braudel y la École de Annales (71-73): sólo tenien-

         trivialidad. El capitalismo ocupa una capa meta-explicativa,                                                            do en cuenta aspectos estructurales de periodos históricos


         pero no en el sentido de que produzca automáticamente res-                                                              más o menos largos del capitalismo, podemos discriminar

         puestas re-aplicables a una amplia casuística, haciendo in-                                                             entre distintos niveles de cambio y, al mismo tiempo, com-

         necesario el estudio de dichos casos particulares. Nada más                                                             prender las claves de cada uno de estos periodos. Eviden-

         lejos de la realidad. El capitalismo funciona como una me-                                                              temente, este análisis de la Historia no invalida la atención

         ta-trama porque otros muchos problemas están traspasados                                                                más exhaustiva a la pluralidad, pero sí desestima cualquier

         por él. Asuntos de identidad nacional, políticas del idioma,                                                            exaltación del ruido y la furia de la multiplicidad incon-

         estética (pos)moderna, género y sexualidad, inmigración y                                                               mensurable, la plétora post-esencialista de irreductibles mi-


                                                                                                                                 cro-lenguajes, prácticas discrepantes y petites histoires.
         22  Un factor determinante en esta discusión es, como afirma Malcolm                                                        En tercer y último lugar, el diálogo entre disciplinas den-
         Waters “la nueva división internacional del trabajo” (71-76; 206-208), y

         la relocalización y función del trabajo intelectual en EE.UU. y Europa.                                                 tro de las humanidades va a ser esencial para esta crítica del





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