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capitalismo. Reforzar los lazos entre las humanidades y el es- ornamento para el deleite de aquéllos que pueden subven-
tudio de la economía, así como entre las primeras y las cien- cionarse y permitirse el deleite. En conclusión, las humani-
cias sociales, aportará una visión de la “cultura” y las mani- dades deben molestar (a colegas y alumnos) y sólo cuando
festaciones culturales mucho más lograda. Tras una fase en lo hagan sabremos que hemos tocado una veta a seguir. Si
la que (una versión de) la interdisciplinariedad corrió como la molestia se torna en impertinencia, entonces habremos
la pólvora por los campus de medio mundo, algunas voces dado, no con una veta, sino con una mina. En mi experien-
(al menos, en los departamentos de literatura) predicen y cia, y a pesar de la proclamación triunfal del fin de la Gue-
solicitan una permuta hacia la contracción y la re-especia- rra Fría hace dos décadas, la polémica con el capitalismo y
lización. Tras una fase exploratoria, toca volver (afirman) a el estudio de aquéllos que se opusieron históricamente a él
casa. No puedo pensar un error mayor para los estudios li- (rojos, comunistas, marxistas, socialistas, anarquistas, radi-
terarios que, justo cuando se desarrollan los eventos que van cales, revolucionarios, agitadores, etcétera) levanta resque-
a marcar la historia de España y Europa en el siglo XXI, se mor (de manera muy especial en amplios sectores del pro-
plantee el recogimiento del área en los problemas que autén- fesorado y alumnado de los Estados Unidos). La academia
ticamente le atañen. A parte de garantizar la insignificancia liberal discute, a tono con el buen gusto del liberalismo,
y el carácter decorativo de las humanidades, esta fórmula cualquier propuesta que enriquezca la pluralidad de pers-
no puede sino pretender armar un frágil y desconchaba- pectivas, excepto aquéllas que cuestionan el liberalismo mis-
do cuartel de invierno en mitad de una tempestad histórica mo y sus instituciones adjuntas. Se aplaude la pluralidad
que va a sacudir y tumbar estimadas estructuras académi- pero sólo aquélla que no ataca la función política misma de
cas, medios de investigación, espacios de enseñanza y plata- dicha pluralidad. En ese instante la conversación suele enra-
formas para la discusión. Es una prerrogativa de los que tra- recerse y la jovialidad corporativista se estropea. En ese ins-
bajamos en las humanidades recrearnos en la aurora boreal tante, las humanidades empiezan a tener interés.
de nuestra supuesta especificidad, ignorando lo que sucede Entiendo que la relación entre trabajo intelectual en la
alrededor. Ahora bien, lo que acontece alrededor no va a ig- universidad y eventos socio-políticos no es de perfecta co-
norarnos. La nueva restructuración del capitalismo no sólo rrespondencia. Este trabajo tiene sus criterios internos y no
va a marginar a las humanidades (ya lo está haciendo), sino es equiparable (ni superior ni inferior) al trabajo, por ejem-
que además, allá donde éstas no salgan tan mal paradas, su plo, periodístico, divulgativo o propagandístico. El tempo
rol va quedar frivolizado y devaluado. de la universidad no se adecúa plenamente al de otras labo-
Si el estudio de la literatura, la filosofía o el arte no ésta res intelectivas. Esto facilita que el análisis de discursos li-
imbricado en la discusión de los grandes asuntos de la so- terarios, filosóficos o fílmicos lleve a cabo funciones críticas
ciedad en la que éstos son producidos, nadie podrá lamen- significativas. Una de ellas es la desmitificación de ideales
tarse de que las humanidades no cuenten o lo hagan como que han sido inscritos como piezas cardinales en lo que po-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013