Page 196 - Revista0
P. 196

para la conducta a las que se puede recurrir” en todo                                                       que ver con la esfera política.  El problema no reside sólo,

                     tiempo o lugar (Rebelión 293).                       11                                                     como dice en La rebelión de las masas, en que “[s]er de la

                                                                                                                                 izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas ma-
         Dada la aparente coherencia del modelo y la intensa presen-                                                             neras que el hombre puede elegir para ser un imbécil” (102),

         cia de Ortega en la vida pública de su tiempo, no deja de sor-                                                          sino que el intelectual debe luchar incansablemente para ob-

         prender que algunas mentes agudas terminaran por pasar un                                                               tener el poder social del que, según Ortega, sólo disfruta el

         juicio muy severo acerca de todo ello. Me refiero en particu-                                                           político:

         lar a una anotación de los cuadernillos de apuntes de Manuel


         Azaña, el presidente de la República:                                                                                          Así acaece que en España, por ejemplo, el hombre político que ha

                                                                                                                                        sido gobernante o está en propincuidad de serlo goza de un enor-

                Usted [en referencia a Ortega] es un hombre de gran tem-                                                                me poder social. Cualquier mequetrefe que durante veinticuatro
                peramento  literario,  sensibilidad  retórica  refinada,  acaso  un                                                     horas ha asentado sus nalgas en una poltrona ministerial queda

                poe ta, pero en sus ensayos orientadores sólo se sacan para dojas,                                                      para el resto de su vida como socialmente consagrado. Todos los
                arbitrariedades, antojos y caprichos, que a veces son una maravi-                                                       resortes específicamente sociales funcionan en su beneficio [pu-

                lla de factura, pero con frecuencia alarmante un galimatías mag-                                                        blicado en 1927 en El Sol]. (“Poder social” 125)

                nífico de frases felices y absurdos históricos y jurídicos [citado en
                Santos Juliá]. (228-229)                                                                                         La preeminencia social del político tiene, según Ortega, con-

                                                                                                                                 secuencias desafortunadas. La razón estriba en que el poder

         El comentario parece indicar que puede haber problemas en                                                               social del político procede del grupo social que lo apoya y

         el programa de intervención pública de Ortega en conexión                                                               no del poder espiritual, de la energía mística y simbólica que

         con el primero de los pasos reseñados más arriba; es decir,                                                             la sociedad en su conjunto puede llegar a depositar en ciertas

         en esa labor de descubrimiento de principios e ideas reser-                                                             personas. Y, al parecer, sólo el “escritor u hombre de letras y

         vada a los intelectuales. Y esto nos da pie para terminar este                                                          ciencias” posee las cualidades necesarias para ser el receptácu-

         comentario sobre Ortega con una serie de consideraciones                                                                lo de tal poder (“Poder social” 133). La situación se califica de


         críticas.                                                                                                               “deplorable,” dado que a España sólo la puede salvar la “seria

                En primer lugar, no podemos perder de vista que la no-                                                           colaboración de los intelectuales.” Lo que nos sugiere Orte-

         ción de ‘intelectual’ que maneja Ortega descansa obsesiva-                                                              ga es que los políticos, debido a su incapacidad para acceder

         mente en una indisimulada entina contra todo lo que tiene                                                               al auténtico ser nacional, sólo alcanzan a “inventar historia


                                                                                                                                 por  puro  golpe  de  vista,”  soluciones  “primarias,  toscas,  de

                                                                                                                                 mesa de café.” Los intelectuales, por el contrario, gracias a su
         11  El ejemplo concreto al que se refiere Ortega es el derecho, pero el es-
         quema se puede abstraer para aplicarlo en forma general, que es lo que                                                  “escuela” y “preparación de intelecto,” tienen conciencia de
         acabo de hacer.                                                                                                         que España es una sociedad vieja necesitada de “una verda-








      196                                                                                                                                                                                                                             197
                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  0 , 2012
   191   192   193   194   195   196   197   198   199   200   201