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tradición literaria. Así filología y estudios culturales sabrán   manismo antropocéntrico, la razón ilustrada, el liberalismo

 qué intereses comparten y qué intereses no, podrán acceder   económico, al otro, la encantadora América, la comunión

 cuando les sea conveniente a los territorios del otro para en-  con la naturaleza de los pueblos originarios de América, el


 riquecer sus pesquisas y no serán ámbitos hostiles sino cola-  comunismo social, el buen vivir, vivir en plenitud o sumak

 boradores compañeros de trabajo.  kawsay. O todo lo contrario si se trata de dar una respuesta

         conservadora a la perspectiva anticapitalista, de izquierdas e

 Estudios culturales: eco-literatura y eco-pedagogía  indigenista que domina en los estudios culturales: a un lado


 Hace algo más de una década consideré que a pesar del arro-  la pérfida América, lo salvaje e inculto, la barbarie, la bruta

 jo de haber puesto sobre la mesa por primera vez una tipo-  naturaleza, al otro, la culta Europa, el desarrollo económi-

 logía de la literatura ecológica del hispanismo de indudable   co, la civilización, la modernidad. ¿Han cambiado las cosas?

 pertinencia, la proposición de Paredes y McLean era excesi-  Tal vez no tanto como sería deseable.


 vamente reduccionista al no admitir un lugar para la litera-  La eco-pedagogía es consustancial de los estudios cultu-

 tura ecologista afuera de la cosmovisión indígena ni afuera   rales, pues éstos se vinculan declaradamente con una ideo-

 de un posicionamiento político que no pudiera ser defini-  logía de izquierda y con una actitud de ruptura sistémica

 do claramente de izquierdas (Marrero, “Ecocrítica e hispa-  con el modelo de progreso del capitalismo liberal y su sus-

 nismo” 196). Asociaban Paredes y McLean la explotación   tento en la actividad creciente de producción y consumo.


 de la naturaleza con las metanarrativas históricas, políticas,   Son meridianamente claros los estudios culturales, toman

 económicas, religiosas y filosóficas impuestas por el impe-  partido sin ambages y ponen sobre la mesa las razones eco-

 rialismo europeo y con el sistema patriarcal propio de la vi-  lógicas, políticas e ideológicas que sustentan sus preferen-


 sión judeo-cristiana que conllevaba aparejados una serie de   cias literarias: aquellos autores y obras que tienen su arraigo

 males inherentes, como el machismo, la discriminación ra-  en las culturas ancestrales de América y aquellos autores y

 cial, la insensibilidad ecológica, la arrogancia cultural y los   obras que a ambos lados del Atlántico desarrollan temáticas

 metadiscursos “universalistas” del progreso y el cientifismo.  que denuncian los peligros del modelo de desarrollo asocia-

 La recurrencia a polaridades claramente definidas y aso-  do a las ideas de crecimiento y progreso capitalistas que se


 ciadas sin fisuras al bien y al mal —el buen salvaje frente a   han entronizado globalmente. Los trabajos de Luis I. Prá-

 la perversa cultura, la civilización frente a la barbarie, el an-  danos que ponen en relación las manifestaciones artísticas y

 tropocentrismo frente al ecocentrismo— sigue dificultando   propuestas económicas y políticas de cariz ecologista de los


 la liberación de los estudios literarios hispánicos, tanto los   países mediterráneos e ibéricos con las cosmovisiones, ma-

 teóricos como los críticos y los históricos de la señalada di-  nifestaciones artísticas y movimientos políticos de los pue-

 cotomía axiomática. A un lado la malévola Europa, el hu-  blos ancestrales de Mesoamérica y Latinoamérica son ejem-






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  7 , 2025
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