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Escena 4 (15-M: “No hay pan pa’ tanto chorizo”).                                                                    alientan ellos, er Cabesa y er Culebra, porque son, en tan-

                                                                                                                                 to que director-actor y actor a secas, los que sacan aquí la

             Canal Sur transmite en directo el atraco desde la calle                                                             cabeza del guion para saludar al respetable en este que de-


         San Jacinto (exterior del banco) y desde su propio interior,                                                            nominan como “western capillita”.                             9

         gracias a la periodista que está retenida entre los atracado-

         res y a las ya referidas habilidades en telecomunicaciones                                                              Un guion sin diálogos: del teatro a Berlanga

         del reponedor de Carrefour. Que Fermín pueda alcanzar fi-                                                               Me sirvo de un lenguaje expresamente teatral a fin de re-re-

         nalmente su objetivo de ‘salir en la tele’ conlleva dos cosas                                                           saltar la condición trágica de la película, según se despren-


         igual de importantes: en el plano diegético, se hace posible                                                            de de ese mínimo común múltiplo que en tiempo, lugar

         que la situación de la sucursal bancaria sea conocida nacio-                                                            y acción coincide en el interior de la sucursal bancaria. Al

         nalmente, como demuestra de inmediato tanto el sobreve-                                                                 mismo tiempo, esta dramática terminología coadyuva a lo-

         nido mando del delegado del gobierno (interpretado por                                                                  grar ese deslinde desdramatizador (humorístico) que pers-


         un Antonio Dechent siempre elegante) como la acumula-                                                                   pira por entre lo más profano de este ‘asalto a los infiernos’

         ción de gentes en las inmediaciones de la sucursal, adonde                                                              casi absurdo que es El mundo es nuestro,  configurando un
                                                                                                                                                                                                       10
         acuden interesados por la situación de Fermín. Éste se con-

         vierte en unos minutos en trending topic en redes sociales,                                                             9

                                                                                                                                   Por ‘capillita’ entendemos lo que la RAE define como “(persona) que
         mientras in situ todos gritan: “Fermín, Fermín, Fermín”                                                                 vive con entusiasmo las actividades organizadas por las cofradías religio-

         (00:57:55), además de consignas de sobra conocidas del                                                                  sas a lo largo del año y participa de ellas” (dle.rae.es/capillita). Al respeto

         15M, como la ya referida de “no hay pan pa tanto chorizo”                                                               de esta condición capillita tan sevillana, resulta altamente significativa la

         (00:58:45). Ahora bien, ante el alboroto causado, er Cu-                                                                escena en la que secuestrados y secuestradores parecen entrar en una co-
                                                                                                                                 munión colectiva al saborear los serranitos à la carte que han solicitado
         lebra tildará aquella reacción popular de milagro, a lo que                                                             a la policía, mientras que suena de fondo musical la banda de cornetas y

         sugerentemente responderá er Cabesa: “¿Un milagro? Una                                                                  tambores de La Cigarrera creando ambiente cofrade. Hay quien ha vis-

         polla, un milagro. Esto es el poder de convocatoria que tie-                                                            to esta escena como insustancial, pero me parece que, más allá del guiño

         nen er Cabesa y er Culebra” (00:58:52). Sin duda alguna,                                                                cómico sevillano a las típicas escenas de secuestros en que los atracadores
                                                                                                                                 solicitan comida para el respetable (pizza, mayormente), la comunión
         esta salida de tono encuentra acomodo interno al propio                                                                 entre serranito y música procesional convierte el festín en la escena más

         desarrollo del guion, en donde Fermín acumula el capital                                                                provocadora de conciencias (religiosas) de toda la película. En Sevilla,

         afectivo, pero de forma extradiégetica (y cómica) nuestros                                                              esto son palabras mayores.

         agentes infiltrados atesoran el efectivo al recordarnos que el                                                          10  De hecho, es éste un apelativo a usar con cuidado, pues si, como ex-


         producto que tenemos entre manos es la película que esta-                                                               plica Calvo Sotelo siguiendo a la RAE, lo absurdo en teatro es “(l)o con-
                                                                                                                                 trario y opuesto a la razón”, escaso es lo absurdo en El mundo es nuestro
         mos viendo, un efecto-eco de un movimiento social al que                                                                (Calvo Sotelo, “Miguel Mihura: el hombre y su teatro”).






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