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do de una fosa común de la Guerra Civil, así demostrando   documentales de Cosima Dannoritzer; las crisis de la mi-

 lo mucho que queda por estudiar en el campo.  gración exacerbadas por el cambio climático y la sobreex-

 Aunque Basura considera estudios de la basura desarrolla-  plotación de ecosistemas por empresas extractivistas (por ej.


 dos en contextos transatlánticos y globales y reconoce una   la sobrepesca de empresas españolas en las costas africanas);

 cantidad impresionante de artistas caribeñas que emplean la   y las políticas neocoloniales de desarrollo que desarticulan

 basura como parte de su ética y estética (13-14), no entabla   sistemas tradicionales y autónomos de agricultura y auto-

 un diálogo sostenido con los estudios culturales de la basu-  suficiencia. Mientras los desechos observados por el ciuda-

 ra pensados desde el Sur global. Un ejemplo de este tipo de   dano urbano acomodado suelen resultar del fin de vida de


 estudios es el monográfico coordinado por María Fernan-  un producto, la consideración de dinámicas neocoloniales

 da Solíz, Ecología política de la basura: Pensando los residuos   de basura y espacio visibilizan los desechos que resultan de

 desde el Sur (Ediciones Abya-Yala, Quito, 2017). Al mismo   la extracción de recursos, la agroindustria y la producción

 tiempo, habría sido bienvenida una mayor consideración   energética —desechos muy presentes para la gente que ha-


 de otras crisis recientes en el manejo de la basura, como, por   bita las periferias de grandes centros urbanos y los centros

 ejemplo, en Nápoles o en Beirut. La falta de diálogo con   geopolíticos de poder—. Como destaca Magdalena Dono-

 las geografías, preocupaciones e historias señaladas por es-  so en su contribución a Ecología política de la basura, “[c]

 tos estudios y contextos es un silencio que el autor recono-  ada tonelada de residuos municipales descartados trae con-


 ce en el último párrafo de Basura, señalando que cualquier   sigo más de 70 toneladas de residuos producidos en la fase

 secuela al monográfico tendrá que enfocarse en “los futuros   de manufactura, extracción, exploración de gas, agricultu-

 neocoloniales de la basura y el espacio,” mapeando el lugar   ra y combustión de carbón” (79). Sin entablar un diálogo

 que ocupa España dentro de los flujos globales de personas   profundo con estas dinámicas, la consideración de la basu-


 y cosas (183). Este tipo de intervenciones iluminaría, en-  ra española reproduce subjetividades y visibilidades urbanas

 tre otras cuestiones, la relación entre el consumismo espa-  y europeas que restringen la imaginación de metabolismos

 ñol y los legados y dinámicas neocoloniales que siguen te-  más justos y responsables.

 niendo impactos descuidados no solo en comunidades de   En esta línea, los próximos estudios también tendrán


 América Latina y África sino también en zonas rurales y pe-  que considerar los discursos y proyectos culturales que es-

 riféricas de España. Prádanos señala varios ejemplos de es-  tán proponiendo relaciones más sanas con los desechos y la

 tas dinámicas al final de su capítulo “Nonhuman Agency   mortalidad del ser humano, pensando más allá de los mar-

 and the Political Ecology of Waste” (Postgrowth Imagina-  cos urbanos y consumistas que producen la basura de forma


 ries) que incluyen: la exportación de la basura electrónica   semántica y material. Basura asume un lector urbano —un

 y los plásticos a países en África y Asia, representada en los   lector que comparte el estigma por los desechos y que tie-






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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