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Mal gusto                                                                                                               diría Binkley (mi trad.; 142) y así sutura tanto la herida del


         Para resolver la tensión diegética que proviene del vacío de                                                            “Otro ausente” como la herida de la ausencia del Otro.

         aquellas ausencias, la película engaña a la audiencia con el                                                                Desde las representaciones estereotipadas de los nativos

         cebo de lo común. Trivial, programado, predecible, trillado,                                                            y los paisajes hasta el uso de una estructura tradicional de


         banal, hortera —el kitsch es famoso por su previsibilidad y                                                             flashback y las convenciones narrativas del melodrama, en

         su poder de engaño—.  Aunque algunos académicos opi-                                                                    Palmeras en la nieve todo conlleva el confort de lo conoci-
                                                  10
         nan que la repetición de códigos conocidos es un vicio no-                                                              do. En particular, parece que las referencias a otras pelícu-

         civo (véanse, por ejemplo, las obras de Joseph Kupfer), pa-                                                             las sobre el colonialismo consuelan a la audiencia con có-

         rece que González Molina concuerda con las opiniones de                                                                 digos reconocibles. La decisión de empezar la narrativa con


         Sam Binkley, quien celebra el kitsch y elogia su repetición                                                             un flashback seguido por una escena en que se transmite,

         y convencionalismo como virtudes (133). En “Kitsch As                                                                   ya sea oralmente o a través de un diario, el conocimiento de

         a Repetitive System”, el sociólogo defiende el kitsch como                                                              un exmisionero (Kilian) a una nueva generación (Claren-


         una estrategia de inmersión y sostiene que la estética kitsch                                                           ce) recuerda a la audiencia de películas coloniales españolas

         funciona como un “protective cocoon” (“capullo protec-                                                                  como Misión blanca, Obsesión y A dos grados del ecuador.                                             11

         tor”) debido a su capacidad de reintroducir una sensación                                                               Por otro lado, las abundantes tomas aéreas y panorámicas,

         de lo rutinario, lo ya conocido, lo familiar (mi trad.; 135).                                                           junto con los planos generales de los personajes que per-

         El kitsch escuda a la audiencia de la incertidumbre, pro-                                                               miten contemplar sus entornos, evocan la estética de uno


         moviendo en su lugar la repetición, seguridad y confort de                                                              de los primeros taquillazos sobre el colonialismo en África:
                                                                                                                                                                    12
         los patrones cerrados de fórmulas bien ensayadas, conteni-                                                              Memorias de África.  Además, la representación de la úni-

         dos derivados e imitaciones. La promesa reconfortante de

         un cierre es precisamente lo que la estética kitsch de Palme-                                                           11  Para más información sobre estas películas, véase Santaolalla (243-


         ras en la nieve aspira ofrecer a sus espectadores. Al referirse                                                         247).

         a estereotipos bien conocidos y placenteros (los cuerpos hi-                                                            12  Efectivamente se elogian los aspectos visuales de Palmeras en la nieve

         persexualizados de los africanos, el exotismo de los paisajes,                                                          en una de las críticas del filme publicada en The Hollywood Reporter:

         etc.), González Molina “tucks us in” (“nos arropa”), como                                                               “Visually, this has to be one of the most spectacular Spanish films ever

                                                                                                                                 made, largely on account of the location, which is rendered with crystal

                                                                                                                                 clarity by Xavi Gimenez whether at the level of a leaf or a sweeping aerial

         10   A modo de ejemplo, véanse: Dorfles, Kitsch. An Anthology of Bad                                                    shot, whilst cannily bathing the earlier scenes in a nostalgic golden hue.”

         Taste; Solomon, In Defense of Sentimentality; Binkley, “Kitsch As a Re-                                                 (“En términos visuales, tiene que estar entre las películas españolas más
         petitive System” y Knight, “Why We Enjoy Condemning Sentimental-                                                        impresionantes que se han hecho jamás, debido en gran parte a la locali-

         ity: A Meta-Aesthetic Perspective”.                                                                                     zación, que Xavi Gimenez representa con nítida claridad tanto a nivel de





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