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rece ser una clara propuesta de separar afectos y reflexión.                                                            de calidad presenta así un panorama complejo en el que los

         De manera más explícita que los otros dos thrillers analiza-                                                            aspectos técnicos tienen también su ideología. El llamado

         dos, El reino se presenta como ficción de género global y de                                                            cine de arte y ensayo, el independiente o las producciones de


         calidad que al final parece admitir las contradicciones de un                                                           cinematografías nacionales con escasos recursos encuentran

         cine que pueda ser a la vez de denuncia y de entretenimien-                                                             en una hipotética falta de calidad en la producción menos

         to. Queda entonces por dilucidar hasta qué punto este cine                                                              un obstáculo que una seña de identidad.  Por el contra-
                                                                                                                                                                                                            18
         de género y de calidad ilumina o mercantiliza los primeros                                                              rio, las cinematografías nacionales en las que esos produc-

         años de la transición, los espectaculares años 1990 y la crisis                                                         tion values se ven como indicio de madurez industrial o in-


         de fe y finanzas nacida del nefasto 2008.                                                                               signia de competitividad global priman el tipo de cine en

                                                                                                                                 el que esos valores son más evidentes. Y ese cine tiende a

         Coda: entretenimiento, calidad y denuncia                                                                               ser de género y no de autor, lo que a su vez permite re-con-


         Violencias e impunidades, engaño generalizado y corrup-                                                                 ceptualizar tanto señas de identidad como inercias críticas

         ción sistémica son los mimbres con los que se teje esta Espa-                                                           en el cine nacional. Cuando Alberto Rodríguez, por ejem-


         ña democrática como thriller. Todo, de nuevo, entre discu-                                                              plo, declara en entrevistas “eso de que solo hay películas de

         siones que subrayan las ideas de solvencia genérica y calidad                                                           la guerra civil es mentira” (Fernández Quintanilla) se con-

         de producción. Ya he apuntado que, en el contexto de las                                                                vierte en uno de los últimos directores en señalar la super-

         discusiones sobre un cine español tenido por menor o ver-                                                               vivencia de concepciones reduccionistas de lo que es el cine

                                                                                                                                                 19
         náculo, esa solvencia y esa calidad permite discusiones en                                                              nacional.  Cuando su cine o el de directores jóvenes con

         torno a un cine nacional más competitivo, menos (pen)in-                                                                un interés particular en rodar thrillers o películas de horror

         sular, acomplejado o monotemático. En suma, estamos ante                                                                se lauda por lo “bien hecho” que está, es imposible no de-

         un cine de género español que conecta también con cues-                                                                 tectar una tácita aceptación de que las deficiencias técnicas


         tiones de conocimiento, afectividad y ética por su buen ha-                                                             han venido funcionando como rasgo distintivo de toda una

         cer técnico.                                                                                                            industria cinematografía. Como respuesta, se trata ahora de

             Para empezar, la calidad de la producción en el medio ci-

         nematográfico tiene que ver con destreza profesional y pre-                                                             18  Los ejemplos extremos en este último caso son el tercer cine lati-


         supuesto. A menudo incluso se define en oposición al guion                                                              noamericano o la “estética del hambre” del Cinema Novo brasileño.
                                                                                                                                 Por supuesto, se puede decir que el cine español ofrece películas de
         o la actuación. El término, entendido de nuevo como tra-                                                                calidad, pero ésta no suele depender de esos “production values” tan

         ducción del sintagma production values, está además asocia-                                                             asociados sobre todo con Hollywood.

         do a Hollywood en su calidad de fábrica de cine, de indus-                                                              19  Enrique Urbizu, Rodrigo Sorogoyen y Jaume Belaguerá han hecho


         tria a la que aspirar o que denostar. La geopolítica del cine                                                           declaraciones en prensa muy similares.





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                Revist a  de  al ce s XXI                                                                                                                                                     Número  6 , 2024
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