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casi diez minutos de metraje sin cortes en la que la cámara   tretenimiento, transforma los papeles de Bárcenas en obje-

 sigue a Manuel escaleras arriba y abajo por los tres pisos de   tos por los que se lucha e involucra afectivamente al espec-

 un chalé en obras. El político va en busca de documentos   tador hasta el punto de que todo análisis debe esperar a que


 comprometedores y durante todo ese plano ininterrumpi-  se acaben las persecuciones y el suspense.

 do discute, forcejea y se enfrenta a una serie de personajes   El reino termina en un plató de televisión. Manuel lle-

 que cuestionan sus acciones. Estamos ante ese momento en   va esos libros de contabilidad tan parecidos a los del ex te-

 el que la manera de filmar llama la atención sobre sí misma,   sorero del PP a una entrevista en directo con la periodista

 en el que parece inevitable ostentar la capacidad profesio-  Amaia Marín (Bárbara Lennie). El interrogatorio termina


 nal de hacer cine. La industria cinematográfica del país no   en confrontación con unos diálogos de entre los más obvios

 solo demuestra una competencia genérica en el mercado del   en lo que tienen de denuncia de la corrupción institucional.

 cine global, se precia también de un buen hacer técnico, de   Para ese entonces, el thriller ha dejado de serlo. En otras pa-

 un estilo visual ya síntoma de desenvoltura en el cine de ac-  labras, el personaje ya no es ese sujeto acosado en continuo


 ción transnacional. Y, en este filme en concreto, lo hace to-  movimiento. Al espectador se le da tiempo a pensar. De he-

 mando como motivo e inspiración uno de los objetos más   cho, el antídoto para este tipo de políticos es, en palabras

 sórdidos del panorama nacional de corrupción sistémica.  de la periodista, “el análisis y la reflexión.” La pregunta final

 Los documentos objeto de esta búsqueda y de esta inten-  se la hace directamente a la cámara: “¿Usted se ha parado


 sa continuidad son unas libretas comprometedoras, calco   a pensar alguna vez, algún segundo de su vida, un instante

 de los libros de cuentas más famosos de este turbio perio-  en todo este tiempo lo que estaba haciendo?” La respuesta

 do de pagos en dinero negro y financiación ilegal del par-  es un plano de reacción igual de frontal de un Manuel en

 tido en el gobierno: los llamados papeles de Bárcenas. Es-  silencio seguido de un contraplano de la periodista con el


 tos han sido objeto de una representación cinematográfica   que termina el filme. Identificarse con el político corrupto,

 realista, estática en más de un sentido. La película B (Ilun-  humanizarlo, ha dependido del suspense y de la continua

 dai 2015), basada en la obra de teatro de Jordi Casanova,   sensación de peligro, sobre todo en el último tercio del fil-

 Ruz-Bárcenas, es una producción de un solo decorado y con   me. Esconder un pen drive, robar las pruebas del delito, ser


 la acción confinada en la sala en la que declara el extesore-  perseguido a alta velocidad han sido los ingredientes con

 ro del Partido Popular ante el juez Pablo Ruz. Con diálogos   los que hacer cine sobre la corrupción política. Convertir la

 sacados directamente de esa declaración real de cinco ho-  corrupción en thriller es de nuevo potenciar un mundo de

 ras, el filme tiene una clara voluntad documental, depende   afectos primales entre los que destacan el suspense, el mie-


 más de la exposición y análisis que del suspense. Como ya   do, la angustia y la desesperación. La pausa final coincide

 ha debido quedar claro, El reino hace de la corrupción en-  con el paso de las emociones fuertes al análisis en lo que pa-






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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