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nes en las que somos espectadores del sufrimiento del polí-  como lo fueran las primeras películas de Orson Wells o lo

 tico. En esa dinámica se cifra, de hecho, las posibilidades de   fue más recientemente una película como Children of Men

 identificación con un personaje moralmente comprometi-  (Cuarón 2006). Por otra parte, la prominencia del plano


 do. Además de hacer una película sobre la corrupción, de   secuencia en la factura de un determinado filme puede ser

 mostrar los arreglos y manejos propios de este submundo   también un exitoso despliegue de destreza técnica rayano en

 de contratas, dinero negro y mordidas, uno de los objetivos   el exhibicionismo, y filmes como Birdman (Iñarritu 2014)

 declarados del filme es humanizar al corrupto. Así lo de-  o 1917 (Mendes 2019) son ejemplos claros de ello. En todo

 claran tanto el actor protagonista como los guionistas del   caso, en el cine de acción el plano secuencia se ha conver-


 filme, uno de ellos el propio director (Del Valle). Así tam-  tido en una suerte de sello de virtuosismo, rito de paso o

 bién lo facilita la gramática del género seleccionado para   evidencia de aptitud. Este rodar ininterrumpido, especial-

 hablar de corrupción. Involucrar emocionalmente al espec-  mente si incluye varios personajes y cubre distintos escena-

 tador en la ordalía del personaje central es, a fin de cuen-  rios, se convierte por momentos en la técnica que actualiza


 tas, la mecánica fundamental del thriller de acción, una que   la potencialidad cinética del medio mismo, sobre todo en

 invita a la misma huida hacia delante del protagonista. In-  los géneros en los que el movimiento tiene más velocidad,

 cluso la banda sonora colabora en ese vértigo narrativo. La   en los que la continuidad implica vértigo.

 pulsante música compuesta por Olivier Arson es parte de lo   El reino se abre con un plano secuencia en el que la cáma-


 que el director imagina como una “invitación [al especta-  ra sigue al protagonista en su trayectoria desde el exterior de

 dor] a huir y no pararse a reflexionar” (del Valle). El thrill-  un restaurante de lujo junto a la playa hasta el comedor, pa-

 er se consume emocionalmente, sin mucho tiempo para la   sando por las cocinas. Visto de espaldas, como en muchas

 meditación o la pausa. Ese no pararse cinematográfico tiene   otras ocasiones durante el transcurso de la historia, ese reco-


 su expresión literal en un espectacular plano secuencia, re-  rrido recuerda la icónica escena del Tropicana en Goodfellas

 curso en el arsenal del medio que en el cine de acción tiene   (Scorsese 1990), una referencia que confirma la co-guio-

 un valor definido.  nista Isabel Peña en las entrevistas de promoción del filme

 Las discusiones más recientes en torno al uso y el signifi-  (Entrevista).  Sin embargo, el plano secuencia de mayor es-
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 cado del plano secuencia siguen asociándolo a las nociones   pectacularidad tiene lugar hacia el final de la película. Son

 de realismo y artificiosidad invocadas por pioneros como

 André Bazin o Pier Paolo Pasolini, pero derivan más a me-

 nudo hacia reflexiones que tienen que ver con la globaliza-  17  Desde muy al principio queda claro que a este grupo de políticos y


 ción de la industria audiovisual. Este recurso técnico puede   empresarios se les puede llamar mafiosos porque así se filman. Duran-
         te todo el filme los interiores suelen tener una iluminación subexpuesta
 considerarse un desafío autoral a la industria de Hollywood,   con abundancia de claroscuros o rostros directamente en la sombra.






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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