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Otro trabajo cuyo objeto es una producción literaria de español, tampoco solo sus descendientes, como en Árbol de
una autora argentina es el de Verónica Abrego. Abrego ana- familia, sino toda una comunidad mixta compuesta por es-
liza la condición de (post)memoria de la migración transat- pañoles y migrantes, cuyas vidas y actividades son estrecha-
lántica en la novela Árbol de familia (2010) de María Rosa mente entrelazadas. Kaewert enfatiza la novedad de la na-
Lojo, con un énfasis en las formas de representación de la rrativa de Chirbes, que, a diferencia de otros relatos de este
memoria colectiva a través de fotos. La autora estudia el fe- tipo, explora la migración como proceso bilateral y expone
nómeno de migración en masa de España a Argentina cau- las realidades domésticas diarias en las que las existencias de
sado por la guerra civil española de 1936-1939. Uno de los nativos y migrantes se cruzan. Según escribe la autora, esto
méritos del estudio de la novela Árbol de familia es el énfa- es debido a la “multitud de voces narrativas” que “contribu-
sis en la voz de la segunda generación de inmigrantes. Aun- ye a una mirada panorámica, caleidoscópica, de la situación
que sus relatos carezcan de notas negativas y testimonios reciente en España, que influye a toda población” (167).
de confrontación “directa” con experiencias “de discrimina- Regresando a la cuestión lingüística y a la dimensión
ción” que una narración de primera generación suele con- que la lengua materna le otorga a un migrante, nos resulta
tener, Abrego hace hincapié en el peso que la experiencia muy llamativo el trabajo de María Martínez Deyros sobre
de ser hijos e hijas de migrantes conlleva: “las memorias he- el concepto de “extranjero” en la novela Un padre extranje-
redadas pueden ser aplastantes cuando los progenitores se ro (2016) de Eduardo Berti. Berti crea un neologismo, “de-
perciben ausentes, su mirada fija en un tiempo-espacio in- rumbe”, que es una mezcla entre las palabras “derrumbe” y
alcanzable, más allá de la tangible realidad” (152). Este tra- “rumbo” y que trata de ponerle signo lingüístico a una expe-
bajo discute la complejidad de la experiencia de migración riencia que implica una mezcla de algo viejo con algo nue-
de la segunda generación, y las generaciones posteriores, ya vo, proceso en el que algo se pierde y se modifica. La expe-
que implica su posición identitaria fragmentada en la for- riencia de filiación que es común a muchos de los trabajos
mación de las naciones. de este volumen es una metáfora adecuada para representar
Quizás dentro de la misma crisis de identidad podríamos la transformación que supone el proceso de irse de un país
situar el trabajo de Rebecca Kaewert, ya que analiza la situa- a otro. En este proceso se genera un nuevo ser, que contie-
ción trágica y pesimista de varios migrantes y españoles en ne experiencias pasadas, previas a la migración, junto con
la novela En la orilla (2013) de Rafael Chirbes. Kaewert si- experiencias nuevas, moldeadas a partir de la vida llevada
túa su análisis en el contexto de la crisis española de 2008 y después de la migración. Aunque publicó la mayoría de su
traza un recorrido por las consecuencias de esta crisis en el obra en francés y no en su rumano materno, Emil Cioran
espacio simbólico de la novela. En este caso, los que sufren defendía que “No se habita un país. Se habita una lengua.
no son solo los migrantes, como en la novela La profesora de Una patria es eso y nada más” (185), aforismo que Martínez
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023