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te de primer amor —“most of us first know both love and   de la libertad sexual despegada de vínculos sentimentales y

 disappointment, power and tenderness, in the person of a   la afirmación continua que “pese a todo era incapaz de ena-

 woman” (“La mayoría conocemos por primera vez tanto el   morarme” (26).


 amor como la decepción, el poder y la ternura, por parte   En Permafrost, ser lesbiana no se vive aparentemente con

 de una mujer”; mi trad.; 11)—, especialmente importante   tensión, ni por la protagonista, ni por su familia. Sin em-

 en relación con nuestros sentidos: “The first knowledge any   bargo, son numerosas las instancias en que somos testigos

 woman has of warmth, nourishment, tenderness, security,   de pequeños cuestionamientos que la protagonista enfren-

 sensuality, mutuality, comes from her mother” (“El primer   ta precisamente por serlo. Vive rodeada de mujeres curiosas


 conocimiento que cualquier mujer tiene de calidez, alimen-  por su sexualidad que reprimen su propio lesbianismo: su

 to, ternura, seguridad, sensualidad, mutualidad, proviene   tía, por ejemplo, le pide consejo porque no sabe si casarse

 de su madre”; mi trad.; 218). La sexualidad compulsiva de   al desear a veces a otras mujeres (25); o su hermana, Cristi-

 la protagonista (un goce en muchos aspectos consumista de   na, le pregunta: “¿Cómo es estar con una mujer?” (60) a lo


 los cuerpos de las otras mujeres) intercala la maternofobia   que Permafrost responde: “¿A qué te refieres exactamente

 con la misoginia, ya que muestra la incapacidad, por parte   con eso de estar con una mujer? ¿A cómo es follar con una

 de la narradora, de mantener relaciones duraderas donde se   mujer?” (66). La madre, por otro lado, en su silencio alre-

 valoren los sentimientos de las otras mujeres. El vacío na-  dedor de la sexualidad de la narradora, lo cual podría leer-


 rrativo de un amor profundo, auténtico y libre entre muje-  se como una aparente aceptación, jamás indica interés por

 res resuena con fuerza en la novela. Frente a la posibilidad   conocer las parejas de su hija y deja claro que Cristina es la

 amatoria o reproductiva del sexo, el acto erótico se presen-  favorita, ya que “está casada, es la mujer-de y su marido es

 ta como una necesidad vital y empoderante centrada en el   ingeniero, lo que merece una bonificación” (45). No es una


 goce: “No soy adicta al sexo, aunque pienso en el sexo mu-  coincidencia que sea precisamente la hermana, Cristina, he-

 chas veces al día. Pienso en escenas de sexo, pienso en cómo   terosexual, casada y con hijos, la que verbalice “soy tan fe-

 sería tener sexo con mujeres que me cruzo por la calle y me   liz” (23) cuando anuncia su segundo embarazo, una frase

 resultan atractivas, me masturbo casi cada noche y no acos-  que Permafrost escucha sin convencimiento, casi como una


 tumbro a pasar más de dos o tres meses sin una amante. El   frase hecha, poniendo en evidencia lo que Edgar Cabanas y

 sexo me aleja de la muerte” (98). El desafecto hacia la ma-  Eva Illouz denominan “la tiranía del pensamiento positivo”

 dre y la hermana va asimismo a la par con la animadversión


 total de la protagonista al matrimonio  y al amor en favor
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         sido una gran cosa, no lo discuto, pero a mí ya me iba bien antes.
         El matrimonio, como la serpiente de coral, no siempre es venenoso,

 2  Permafrost afirma que “[l]egalizar el matrimonio homosexual ha   pero es preferible no acercarse a él por si acaso” (63).





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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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