Page 160 - Revista5
P. 160
te de primer amor —“most of us first know both love and de la libertad sexual despegada de vínculos sentimentales y
disappointment, power and tenderness, in the person of a la afirmación continua que “pese a todo era incapaz de ena-
woman” (“La mayoría conocemos por primera vez tanto el morarme” (26).
amor como la decepción, el poder y la ternura, por parte En Permafrost, ser lesbiana no se vive aparentemente con
de una mujer”; mi trad.; 11)—, especialmente importante tensión, ni por la protagonista, ni por su familia. Sin em-
en relación con nuestros sentidos: “The first knowledge any bargo, son numerosas las instancias en que somos testigos
woman has of warmth, nourishment, tenderness, security, de pequeños cuestionamientos que la protagonista enfren-
sensuality, mutuality, comes from her mother” (“El primer ta precisamente por serlo. Vive rodeada de mujeres curiosas
conocimiento que cualquier mujer tiene de calidez, alimen- por su sexualidad que reprimen su propio lesbianismo: su
to, ternura, seguridad, sensualidad, mutualidad, proviene tía, por ejemplo, le pide consejo porque no sabe si casarse
de su madre”; mi trad.; 218). La sexualidad compulsiva de al desear a veces a otras mujeres (25); o su hermana, Cristi-
la protagonista (un goce en muchos aspectos consumista de na, le pregunta: “¿Cómo es estar con una mujer?” (60) a lo
los cuerpos de las otras mujeres) intercala la maternofobia que Permafrost responde: “¿A qué te refieres exactamente
con la misoginia, ya que muestra la incapacidad, por parte con eso de estar con una mujer? ¿A cómo es follar con una
de la narradora, de mantener relaciones duraderas donde se mujer?” (66). La madre, por otro lado, en su silencio alre-
valoren los sentimientos de las otras mujeres. El vacío na- dedor de la sexualidad de la narradora, lo cual podría leer-
rrativo de un amor profundo, auténtico y libre entre muje- se como una aparente aceptación, jamás indica interés por
res resuena con fuerza en la novela. Frente a la posibilidad conocer las parejas de su hija y deja claro que Cristina es la
amatoria o reproductiva del sexo, el acto erótico se presen- favorita, ya que “está casada, es la mujer-de y su marido es
ta como una necesidad vital y empoderante centrada en el ingeniero, lo que merece una bonificación” (45). No es una
goce: “No soy adicta al sexo, aunque pienso en el sexo mu- coincidencia que sea precisamente la hermana, Cristina, he-
chas veces al día. Pienso en escenas de sexo, pienso en cómo terosexual, casada y con hijos, la que verbalice “soy tan fe-
sería tener sexo con mujeres que me cruzo por la calle y me liz” (23) cuando anuncia su segundo embarazo, una frase
resultan atractivas, me masturbo casi cada noche y no acos- que Permafrost escucha sin convencimiento, casi como una
tumbro a pasar más de dos o tres meses sin una amante. El frase hecha, poniendo en evidencia lo que Edgar Cabanas y
sexo me aleja de la muerte” (98). El desafecto hacia la ma- Eva Illouz denominan “la tiranía del pensamiento positivo”
dre y la hermana va asimismo a la par con la animadversión
total de la protagonista al matrimonio y al amor en favor
2
sido una gran cosa, no lo discuto, pero a mí ya me iba bien antes.
El matrimonio, como la serpiente de coral, no siempre es venenoso,
2 Permafrost afirma que “[l]egalizar el matrimonio homosexual ha pero es preferible no acercarse a él por si acaso” (63).
160 161
Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023