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la felicidad se conecta en el movimiento de Transición con tivas. Por el contrario, en cierto sentido, en el caso de Tere-
la necesidad de transformar los espacios urbanos y rurales, sa se trata de haber rechazado las ideas, sustituyéndolas por
de modo que la salud y la felicidad coexistan con la justicia, su propia visión de la vida, la cual se alimentaba tanto de lo
tanto la presente como también la futura. Otra caracterís- que Teresa aprendía como también de su propia experiencia
tica importante del movimiento es el empoderamiento de e intuición. Desde su primera juventud, Teresa y su pareja
los individuos y de los grupos para efectuar cambios en su vivían de acuerdo a las ideas alternativas, ambientales, mar-
modo de vida, independizándoles de la cultura dominan- cadas por la ecología profunda y por el rechazo a la tecnolo-
te. Este tomar el curso de las cosas en sus propias manos no gía. La transición fue para Teresa no tanto profundizar, sino
sólo puede verse en las nuevas iniciativas comunitarias — más bien rechazar el dictado de las ideas (como también de
tales como las monedas sociales, los programas educativos y la pareja), activándose, empoderándose y también rebelán-
las redes de apoyo y de cuidado— sino que también puede dose, para construir su mundo propio. El proceso de cons-
observarse en la dinámica vital del individuo. trucción se materializó en los subsiguientes rediseños del es-
Teresa y su pareja se construyeron una casa grande en la pacio de la casa. Fueron varios los cambios de la ubicación
sierra para pasar en ella los fines de semana y las vacaciones. de los tabiques y de los propósitos de las habitaciones me-
Ésta era la manera de imaginar la felicidad en los noventa. diante una experimentación continua que no ha termina-
Pero pasados algunos años, un día Teresa miró la casa y le do todavía. La transformación de la casa de Teresa podría
pareció demasiado grande. Pensó que quería compartir su verse como una metáfora del proyecto de la transición que
espacio. Esto no era fácil y requería una serie de transfor- se propone reestructurar la disposición de los recursos opti-
maciones. Por ejemplo, si Teresa quisiera alquilar la parte de mando el bien del mayor número posible de personas con
abajo, en la parte de arriba tendría que construir una cocina lo que hay. El diseño de la vida que valora el tiempo y com-
provisional, mientras que si se decidía a alquilar la de arri- parte el espacio incorpora la red de apoyo mutuo que resul-
ba, tendría que construir allí una cocina de verdad. Varias ta indispensable para educar a las nuevas generaciones, pero
veces Teresa se sorprendió realizando tareas de las que no se que ofrece también la felicidad de compartir y la amistad.
sospechaba capaz. Para ella la transición interior consistió Teresa tiene un hijo de 15 años y cuando habla de él se
en el desarrollo de esta capacidad de transformar el espacio ve feliz. Tal vez sea precisamente la experiencia de la mater-
alrededor de sí misma de acuerdo con sus ideas ambienta- nidad la que ha suministrado a la transición de Teresa una
les y sus necesidades personales, logrando así una conexión serie de levaduras para distanciarse de los caminos rectos y
entre ambas. La historia de Teresa como historia de transi- de las reglas fijas. Incluso en un pueblo en transición, la cul-
ción interior contiene una serie de aspectos sorprendentes tura de consumo, los teléfonos celulares y los videojuegos
e iluminadores. No es una historia de transformar la vida a proveen la tónica dominante, y esta cultura tiene una atrac-
causa de “un contagio” con las ideas ambientales o alterna- ción inalienable para las mentes jóvenes. Es tan difícil sa-
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017