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y el paro estructural, unidos al impacto social de la heroí- bales del capitalismo en torno al crash del 29, se puede hacer
na, convierten la calle en un espacio que el estado controla una lectura de la novela y el cine negro posterior a partir de
a partir de lo que Davis ha llamado “la ecología del miedo”. las variantes que esas crisis generan en los contextos nacio-
La elección del policiaco y de la ficción criminal como nales correspondientes. El escenario de la novela negra clá-
géneros que retornan en tiempos de crisis tiene una am- sica será “el espacio de la producción del beneficio (las ca-
plia presencia en la literatura nacional desde los años de lles de la ciudad, pero también los garitos o los tugurios en
la Transición, donde la novela negra produce narraciones los que se practica el negocio del crimen)” (Valle 87), don-
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que consiguen articular el relato de las vidas privadas con la de las lógicas de competencia por el mercado reproducen
historia nacional. El acceso del policía o del detective como aquellas que gozan de protección legal a partir del crimen,
private eye que penetra en la existencia de unas vidas que entendido como “una forma específica de negocio en el que
deben justificarse ante la esfera pública, así como la narra- no hay producción de mercancías sino apropiación o rapi-
ción de la vida íntima de hombres que fluctúan en la inter- ña” (Valle 89). Frente a los métodos represivos de los poli-
sección entre lo público y lo privado, como son los policías cías que ingresaron al cuerpo durante el franquismo, el po-
y detectives, florece en periodos de fuertes cambios socia- licía más joven del Grupo 7 pronto comprende que la única
les y económicos. Es el caso de los policías protagonistas de manera de poder controlar el negocio del tráfico de drogas
Grupo 7, a partir de cuyas trayectorias generacionales po- es introducirse en él, generando un mercado paralelo a par-
demos entender mejor algunas claves sobre el horizonte de tir de robos de la droga incautada. Las prácticas comerciales
expectativas de las clases medias españolas cuando las as- del grupo (“Cada papelina un yonkie, cada yonkie un con-
piraciones mesocráticas se vinculan al proyecto económico fidente”) crean toda una red de espías, informantes y agen-
modernizador del PSOE: “limpiar” con eficacia las calles de tes dobles entre los miembros del pequeño comercio vincu-
Sevilla repercutirá en aumentos salariales o en ascensos en lado al lumpen sevillano, “incluido el de drogas legalizadas
el cuerpo. e ilegalizadas, el lúdico y el sexual” (Díaz Parra, Cómo nació
Al igual que la novela clásica norteamericana es producida 60), que se verán involucrados en un proceso en el que “los
dentro de las coordenadas de una de las primeras crisis glo- pobres serán obligados a cooperar con su propia criminali-
zación como condición previa para la ayuda urbana” (Davis
22 “La novela negra se convierte en un espacio cultural estratégico de crí- 19). Frente a la competencia por el mercado generada por
tica al status quo […] gracias a su estructura indagatoria y a los princi- los miembros de la brigada a fin de conseguir beneficios
pios epistemológicos en que se basa, funciona como un mecanismo de personales, las autoridades del cuerpo tienen su propia vi-
resistencia, de negación de la política del olvido, al empeñarse en saber
qué pasó realmente […] pone las armas detectoras del Estado moderno sión de los objetivos de la lucha contra el narcotráfico en las
al servicio del desvelamiento de la propia criminalidad de ese mismo Es- calles. Como les dice el inspector que les supervisa ante la
tado y/o de aquellos más beneficiados y respetados por él” (Balibrea, “La incautación de un alijo en el barrio de La Candelaria: “Us-
novela negra” 116-7).
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017