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Luz Arranz, la madre de Olmo, que escribe por recomenda- guir jugando con Arturo Zarco, que es un perfecto imbé-
ción expresa de su psiquiatra. Se trata de una confesión no cil al que también le gusta jugar conmigo” (2010, 332). Al
solo del asesinato que Zarco está investigando, sino también revelar lo que es cierto y lo que no lo es, el pacto de lectura
de la eliminación brutal de otros vecinos en un crescendo queda restablecido y la novela de escritura trasversal (como
de detalles gráficos violentos. Tanto los lectores como los Rafael Argullol llama los textos que mezclan discursos dife-
narratarios son inducidos a pensar que se trata de una ver- rentes) se endereza. En cambio, la revelación de que (casi)
dadera confesión, pero cuando uno de los cadáveres de Luz todo era mentira no llega nunca a ocurrir en la segunda no-
aparece sano y salvo, se entiende que la confesión es en rea- vela. Un buen detective no se casa jamás termina con una pro-
lidad el ejercicio de la imaginación de una escritora diletan- fusión de violencia que recuerda la del diario-terapia de Luz
te que se está midiendo con el género noir. De una forma o de la invención de Paula en Black, black, black. Se descu-
análoga, en la parte central de la siguiente novela, la narra- bre que el padrastro de Marina había asesinado con la com-
ción en primera persona de Zarco se interrumpe por el mo- plicidad de su cuñada a Amparo, su mujer; y que luego ha-
nólogo de Ilse Frankel, la hermana de Marina, que jugando bía eliminado a su hijastra Marina. Más aún, la criada mata
a Scrabble compone palabras en el tablero que correspon- delante de todos a Ilse y amenaza al dueño del riurau con
den a los títulos de las diferentes secciones de su historia, la misma arma, un sacacorchos. El lector que conoce la no-
una historia de incestos y celos que conducirán a muertes vela anterior de Marta Sanz espera que se vuelva a la “nor-
violentas tan gráficas y grotescas como las imaginadas por malidad” y que los acontecimientos delictivos sean fruto de
el diario de Luz. los malabarismos literarios o de la imaginación perversa de
En Black, black, black, después de leer el falso diario de algún personaje. Sin embargo, el pacto de lectura que en la
Luz, Paula toma las riendas de la investigación y de la na- primera novela, como se ha visto, se había estirado varias
rración y descubre al culpable. Sin embargo, en una nueva veces sin llegar nunca a quebrarse, se rompe en la segunda.
vuelta de tuerca de la novela, Paula se trasforma en una na- Sin ninguna pretensión realista, Marta Sanz juega con sus
rradora indigna de confianza, cuando pretende encontrar- lectores y lectoras, como Paula había jugado con Zarco y
se en serio peligro, amenazada por el asesino, mientras unos Olmo en la primera novela, y nos deja dudando hasta su fi-
asustadísimos Zarco y Olmo la siguen por el móvil en di- nal, un final abierto.
recto. De nuevo, como ocurría en el diario de Luz, la vio- Marta Sanz empieza Black, black, black con un epígrafe
lencia del relato de Paula se va incrementando, pero se in- del crítico literario Constantino Bértolo sobre la seducción
terrumpe cuando la mujer revela que se trata de un engaño: como estrategia dominante de la legitimidad postmoderna:
“He dicho secamente ‘sois dos perfectos imbéciles’ […]. De “Ya no se trata de que alguien quiera seducir, sino de que
la brusquedad del insulto paso a la ironía: ‘Al fin y al cabo todos quieren ser seducidos, sin que la base falsa o trampo-
ceci n’est pas une pipe’” (2010, 328). Esa es su manera de “se- sa sobre la que puede estar construida la seducción origine
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015