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han visto en parte desplazadas por nuevas formas de ficción   po y lugar (alterando el carácter, el ritmo y hasta la propia

 durante las últimas décadas, como por ejemplo las historias   ficción según las circunstancias).

 animadas o los videojuegos. Ante la decadencia de la letra   El escritor Fernando Iwasaki repasa, a través de su hila-

 impresa y ante la necesidad percibida de renovar la ficción   rante ensayo, algunas de las prácticas asociadas hoy día con

 (por ejemplo, mediante proyectos de actualización y reela-  las tecnologías de la información y la comunicación (TIC),

 boración del cuento tradicional, con una puesta al día de   estableciendo diversas comparaciones con algunas de las

 los escenarios, de los personajes y hasta de los desenlaces),   formas de comunicación empleadas antaño. Frente a la di-


 las bibliotecas han reaccionado promoviendo en sus insta-  visión entre apocalípticos e integrados que estableció Um-

 laciones la narración de cuentos en voz alta, contribuyen-  berto Eco en los años sesenta, Iwasaki sugiere que las nue-

 do así a renovar el interés en la literatura oral. Hoy en día,   vas tecnologías han dado pie a un tercer grupo de personas,

 “los servicios del cuentacuentos son requeridos por los res-  a saber, los “discontinuados”: “individuos arcaicos, inútiles

 ponsables de espacios colectivos u organizadores de even-  y vetustos que ni estamos a favor de la máquina de escribir

 tos, por la dirección de casas de cultura municipales, por   ni en contra del Google Docs Online, aunque a duras penas

 bibliotecas, por centros de enseñanza o asociaciones priva-  aprendimos a usar el Word Perfect 5.1” (311). Teniendo en


 das y tienen cabida en locales de ocio sensibles a cualquier   cuenta algunas de las principales obras que en los últimos

 forma de comunicación oral de la creación” (296). Por otra   años han contribuido al debate en torno a las nuevas tecno-

 lado, González observa que la figura del cuentacuentos re-  logías —tanto a favor como en contra— Iwasaki propone

 surge en la década de los setenta, con los primeros festivales   que para determinar si realmente se ha producido un cam-

 de historias contadas, los cuales dieron pie a los numerosos   bio de paradigma cultural conviene examinar si el impac-

 festivales que hoy día se desarrollan anualmente en diver-  to de las nuevas tecnologías se aprecia en diversos ámbitos,

 sas partes del mundo, desde Asia hasta Occidente. El re-  como por ejemplo el de las relaciones sexuales, siendo este

 pertorio de los primeros cuentacuentos tiene como núcleo   uno de los principales temas que el autor aborda humorís-

 los cuentos tradicionales, pero actualizados, dramatizados y   ticamente en su ensayo.


 teatralizados en extremo. En poco tiempo, sin embargo, el   Julia Otxoa medita su poesía visual y su obra gráfica, com-

 énfasis pasará de las historias contadas al narrador mismo,   partiendo diversos ejemplos de su quehacer creativo. En el

 puesto que las historias cambian y son distintas según la voz   ensayo, Otxoa nos revela un modo de trabajo austero en

 que las cuenta. Así pues, González detalla a través de su en-  medios y materiales: sacacorchos, cascanueces, etc. Otxoa

 sayo algunas de las principales características que definen al   opta por una “poética de lo invisible” que apuesta por la

 cuentacuentos de hoy día, enfatizando su capacidad de im-  “belleza de las cosas aparentemente más insignificantes, que

 provisación sin necesidad de un guion escrito, así como su   pasa desapercibida ante nuestros ojos tan llenos de prisa”


 posible adaptación al público y a las circunstancias de tiem-  (321). A través del poema objeto y de la fotografía, Otxoa le






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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