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casco antiguo abundan los controles de vigilancia consisten-  Curiosamente,  la  intensificación  del  control  estatal  en

 tes en cámaras de vídeo y en una presencia policial cada vez   las ciudades coincide con la crisis económica actual (2008),

 más acentuada.  Cabe mencionar la Llei de Civisme (Ley de   con el surgimiento del 15M (2011) y con la llegada al go-
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 Civismo), cuya lista de ordenanzas se alarga cada año y que   bierno del Partido Popular (2011). Dado que la criminali-

 entró en vigor en el 2006 para regular los comportamien-  dad siempre ha sido comparativamente baja en las ciuda-

 tos y las actividades en el espacio público (Ajuntament, Pro-  des españolas,  tal y como señalan los investigadores, este
                                  21
 jecte). Algunas actividades prohibidas cuando se carece de   endurecimiento del control social y policial apunta a que


 permiso municipal son las siguientes: escupir, dormir, con-  tanto el gobierno autonómico como el nacional están utili-

 sumir alcohol, mendigar, distribuir comida, vender, vomi-  zando estas medidas legislativas para frenar cualquier atisbo

 tar, pintar, patinar, jugar a la pelota, pactar servicios sexua-  de protesta y para ocultar el malestar creciente, sosteniendo

 les, colgar objetos de los balcones (ropa, banderas), colgar   así la imagen de un paisaje urbano entendido como “zona

 pancartas o pasquines en la plaza o calle, recoger objetos ti-  de placeres sin interrupciones”, como decía Mitchell. Te-

 rados de los contenedores, colocar bienes muebles en el es-  niendo en cuenta este incremento del control estatal y le-

 pacio público, tocar música o cualquier tipo de interpreta-  gislativo, se puede entender mejor por qué los organizado-


 ción artística (Desacuerdo 40; Ajuntament, Projecte; Merino   res de #fP no pudieron avanzar en su campaña contra el Pla

 8-9). En el caso de concederse el permiso para hacer tal ac-  d’usos, optando en su lugar por adoptar una vía de actua-

 tividad, debe realizarse dentro de los límites de cierto lugar  ción menos directa ante las autoridades. Daniel escribe que

 y cierta hora. 20  “el mayor problema no es tanto el texto de la ley (de por

         sí abusivo) como su aplicación discrecional en función del


 19  Podemos afirmar que, al menos desde 2011, la policía de Barcelona   agente de turno y de la persona potencialmente infractora
 ha desempeñado un papel demasiado “activo”, hasta el punto de que la   según su perfil (local/turista/migrante, rico/pobre, nivel so-

 propia Amnistía Internacional ha decidido investigar el acoso policial de   cio-económico, etc.).” Así, #fP trasgrede varias normativas

 la ciudad condal (Pino, Amnesty).
         de la Llei de Civisme al no pedir permiso para reunirse en la

 20  En “Metaphors to Live By”, Mitchell destaca que existe gente que   plaza, al llevar sus propias sillas o mesas, al distribuir comi-
 prefiere un espacio controlado porque le parece más cómodo y seguro:   da, al pintar y al colgar panfletos de información histórica

 “People become comfortable by giving up their active political involve-  y dibujos de niños. Hasta ahora las intervenciones, a pesar
 ment in space and acquiescing instead in becoming spectators of the ur-

 ban ‘scene’” (“Las personas se sienten cómodas al renunciar a su par-  de su visibilidad, han pasado relativamente desapercibidas
 ticipación activa en el espacio y al aceptar ser espectadores de la ‘escena’   por las autoridades. En las dos primeras intervenciones, en

 urbana” [mi traducción, su cursiva]; 115). En este contexto, Mitchell   Sant Miquel y Sant Cugat respectivamente, los policías se
 está hablando de las personas en los centros comerciales estadouniden-

 ses, aunque como vemos en el caso de Barcelona, esto también se aplica
 globalmente a la clase privilegiada, al turismo de masas y a los inverso-  21  Este dato procede de un estudio que hizo las Naciones Unidas en el

 res extranjeros.   2012: “United Nations Survey of Crime Trends”. Véase Cowen.



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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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