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mi opinión, el diagnóstico de Breman permanece vigente                                                                  mos en la crítica del modelo capitalista (y concedo que ésta

         para España. Las escenificaciones callejeras de descontento                                                             es una tentación difícil de resistir), se predica en el desierto

         apuntan en varias direcciones (muy válida la mayoría), pero                                                             o se sermonea a los acólitos del coro. El capitalismo hace lo

         no en la del cambio radical de modelo económico (esto es,                                                               que el capitalismo sabe hacer, lo que el capitalismo hace. Pe-

         la confrontación sin paliativos pero tampoco sin precipita-                                                             dirle otra cosa y lanzarle demandas éticas puede reconfortar,


         ciones demagógicas con el capitalismo).                                                                                 pero el capitalismo no sólo convive perfectamente con estas

                                                                                                                                 exigencias sino que además se reapropia de ellas, las mani-

         Historia magistra defectus                                                                                              pula y explota. Desde esta perspectiva, ¿cómo se puede ex-


         Para entender la complementariedad de estos dos hechos                                                                  plicar el persistente estado de emergencia en el que España

         (fortalecimiento del capitalismo global e impotencia de la                                                              y buena parte de Europa se hayan sumidas? Lo que a conti-

         contestación opositora) hace falta una perspectiva tempo-                                                               nuación expongo es, por restricciones de espacio, un esque-

         ral de estos dos aspectos desde el fin de la Segunda Guerra                                                             mático resumen de varios momentos en los que el capita-

         Mundial. Como se verá de inmediato, este repaso histórico                                                               lismo continental de posguerra muta para solventar fuertes


         favorece a aquellos autores que, siguiendo al segundo Marx,                                                             desfases intrínsecos, sembrando a su vez la semilla de los si-

         conciben el capitalismo como un sistema en evolución y                                                                  guientes desajustes.

         no como una suerte de macro-sujeto volitivo que adopta                                                                      El concierto capitalista que emerge de la Segunda Gue-

         decisiones libres. Marx, al intentar establecer las leyes del                                                           rra Mundial, y que se extiende hasta finales de los años 60,

         capitalismo de su tiempo, nunca niega la importancia de                                                                 ha sido denominado “les trente glorieuses” (“las tres déca-

         agentes particulares en su funcionamiento. Ahora bien, di-                                                              das gloriosas”; Wallerstein 133), “the ‘golden age’ of capi-

         chas agencias (iniciativas-voluntades) están enmarcadas por                                                             talism” (“la ‘edad dorada’ del capitalismo”; Harvey, “Neo-


         un sistema que presenta constantemente demandas infran-                                                                 liberalism” 27), o las décadas de “capitalismo democrático”

         queables. En otras palabras, en un orden económico tan                                                                  (Streeck, “Crisis” 5). La monumental devastación producida

         radical y versátil, que además tiene en las crisis uno de sus                                                           en Europa entre 1941 y 1945 se salda con un acuerdo entre

         modos operandi, hay un grado de coherencia interna (e in-                                                               capital y trabajo. Las clases obreras (políticamente activas,

         cluso parcial determinismo) que no puede quedar reducido                                                                sindicalizadas, organizadas nacionalmente) aceptan el mer-

         a decisiones puntuales e indeterminadas. En muchas oca-                                                                 cado capitalista y la propiedad privada (caballos de batalla

         siones, estas últimas funcionan como respuestas pre-figu-                                                               para la izquierda no-liberal desde el siglo XIX) a cambio del


         radas a contradicciones de unas prácticas económicas que,                                                               pleno empleo, altas cotas de protección social y unos están-

         para mantenerse en pie, evolucionan de acuerdo a su pro-                                                                dares ascendentes de vida (Streeck, “Crisis” 10). Como el

         pia razón interna. Es por esto que, al tropezar con moralis-                                                            mismo Streeck explica, esta entente cordiale es posibilitada
                                                                                                                                 por varios lustros de ininterrumpido crecimiento económi-






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