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del edificio social construido durante la etapa del capitalis- del poder de clase” (“Neoliberalism” 29). En algunos casos,
mo democrático (Streeck, “Crisis” 13-14). En segundo lu- este sometimiento de la acción obrera, de su capacidad de
gar, la crisis bancaria de 1966 irrumpe como una señal in- movilización y presión, adquiere diversas apariencias más o
equívoca de que el sistema financiero ya había desbordado menos autoritarias, pero todas persiguen un mismo objeti-
de facto los acuerdos de Bretton Woods. La proliferación de vo: desequilibrar la balanza del conflicto social a favor del
un mercado de euro-dólares y los primeros modelos infor- capital y de sus nuevas exigencias sistémicas.
máticos para la predicción del riesgo financiero propician En los años 90, presenciamos el encono de tendencias ya
un nuevo escenario internacional mucho más ágil de inter- inauguradas durante la década anterior. Incluso las aparen-
cambio y especulación de capitales (Panitch y Konings 69). tes novedades tienen mucho de continuación de lo acaeci-
Estos mismos autores añaden que, a lo largo de los 80, “fi- do bajo el liderazgo del tándem Thatcher-Reagan. Wolfang
nancial markets […] extended the concept of risk trading to Streeck relata detalladamente cómo el endeudamiento pú-
all forms of credit […]. New kinds of derivatives contracts blico para sostener un maltrecho estado del bienestar cuen-
[…] were increasingly traded ‘over the counter’ between fi- ta con unas posibilidades tan caducas como las había teni-
nancial institutions” (“los mercados financieros […] expan- do el incremento de la inflación. En un plazo relativamente
dieron el concepto de riesgo comercial a todas las formas breve de tiempo, un elevado déficit público resulta insos-
de crédito […]. Nuevos productos derivativos comenzaron tenible ya que atosiga la inversión privada, eleva las tasas
a ser vendidos con gran fluidez por y entre instituciones de interés y bloquea el crecimiento. A pesar de estos hán-
financieras”; 70). Estas novedosas operaciones financieras dicaps, ha de quedar claro que los estados siguen vendien-
y su avance vertiginoso van imponiendo un repertorio de do deuda pública y no sólo a los ciudadanos sino también
desregularizaciones o, en unos términos más certeros, de a agresivos fondos de inversión (Streeck, “Crises” 16). De
regulaciones favorables. En tercer y último lugar, este cam- cualquier forma, la de-sindicalización de sectores enteros,
bio de rumbo no se materializa sin tensiones sociales. Kim la progresiva desindustrialización en busca de paraísos labo-
Moody, siguiendo a David Harvey, aclara que “an ‘embed- rales, la reducción del gasto social, la bajada de salarios y el
ded liberalism’ and the failure of Keynesianism to alleviate aumento del desempleo requieren, en los 90, de remedios
the crisis […] faced the revolt of a living working class in creativos y heterodoxos. De este modo, en respuesta a un
the 1960s y 1970s” (“un ‘liberalismo afianzado’ y el fraca- deterioro social en aumento, y también en tanto que nueva
so del Keynesianismo para aliviar la crisis […] tuvieron que oportunidad financiera, surge lo que Colin Crouch llama
confrontar la revuelta de la clase trabajadora en los años 60 “Keynesianismo privatizado”, es decir, la sustitución (y/o
y 70”; 55). El mismo Harvey ha explicado que esta revuel- compaginación) de deuda pública por deuda privada (382).
ta se salda con un golpe decisivo contra el tejido sindical en Y es aquí justamente donde encontramos el comienzo de lo
lo que supuso una maniobra en toda regla de “restauración que hoy se diagnostica como la peor crisis económica occi-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013