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rizontes de nuestros referentes culturales, y los códigos que en braille, coordinada por Mercedes Díaz Villarías y “El día
maneja aún son comprensibles para la mayoría”, por lo que que conocí a David Foster Wallace (Respuesta al “Acertijo
no sé muy bien aún a qué carta quedarme. El comentario Pop 9”)” en Nuevas maneras de contar un cuento de José Án-
de Raúl (27/10/2011 9:28) a esa misma entrada me con- gel Gayol) y tan sólo uno de ellos, “No, cielo (Cuaderno de
funde más si cabe “Por favor, no le den mucho pábulo a An- Iowa)” es completamente inédito?
tonio o no más del necesario. Es muy cansino encontrárselo Por ello no se entienden muy bien especulaciones como,
en casi cualquier publicación cultural promocionando a sus a título de muestra: “Al igual que en otros textos del au-
amigotes y a sí mismo bajo, eso sí, un magma de referencias tor, tampoco en esta obra resulta del todo fácil detectar un
posmodernas, muy del gusto hipster”. No dejo de acordar- único modelo de escritura, si se piensa que en sus páginas
me de los conceptos aprendidos en la facultad sobre la dis- conviven formas derivadas de distintos arquetipos y estilos
tancia hermenéutica, las múltiples lecturas, la obra abierta, literarios, que fluctúan entre el de novela de campo y la no-
ya que por mi parte había inferido que la reseña no le era en vela de campus, la crónica o el tratado académico” (Calles
el fondo demasiado favorable, o al menos resultaba ambi- 2012); “aún no me veo capacitado para definir lo que he leí-
gua, porque en fin…“pensaba todo el tiempo mientras leía do. No sé si es una novela, no sé si es un conjunto de relatos,
Barra americana, que es un libro tramposo, porque invita a no sé si es un ensayo, un libro de viajes... no lo sé.” (Gutié-
participar en esa superioridad moral de la que los europeos rrez Solís 2011); o, de forma similar, “Tampoco es accesoria
seguimos sin despegarnos cuando nos plantan delante de la utilización del adjetivo postmoderno, porque como tal po-
las barras y las estrellas” (Rodríguez 2011). dríamos definir una novela que acopia en su construcción
Yo también creo que es un libro tramposo. Lleno de tram- materiales de muy diversa índole: citas extraídas de más de
pas. Creo que la mayor parte de las reseñas han caído en un centenar de textos, y no sólo de ficción (…), páginas
las más evidentes: la auto(r)ficción, la hibridación genérica, de internet, extractos de enciclopedias, informaciones geo-
el apropiacionismo intertextual… Porque la cosa está muy gráficas, canciones… Materiales de derribo que componen
clara: por ejemplo, a qué discutir si novela, libro de relatos, una armazón común, tan caótica como coherente”, escribe
crónica de viajes, poemario encubierto; si unitario o frag- Emilio Peral (2012); todas las cuales no hacen, en realidad,
mentario… Pero ¿no declaraba inequívocamente —o tam- sino reproducir —en el segundo de los casos citados inclu-
poco debemos creerlo— la nota del autor (167) que se tra- so literalmente a renglón seguido— las palabras del autor
ta de una recopilación de artículos publicados en diversas que escribe la contracubierta: “Mitad relato de ficción mi-
revistas literarias, excepto dos textos que proceden de obras tad crónica, en este libro la memoria inventa su propia ca-
colaborativas (“Acerca de cómo si la tecnología no llevara ducidad y la historia íntima se escribe con materiales aje-
inscrita la obsolescencia en su médula, creeríamos que el nos” (García Rodríguez, 2011).
amor es imperecedero, por no decir eterno” en Canciones En último término, prefiero por descriptivas —y por her-
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013