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to el universo de la Mequinenza desaparecida y fijado éste   memoria, oralidad y vivencias mediante la “mirada” del au-

 con la fuerza que conlleva la palabra escrita de Camí de sir-  tor) que conectan siempre con la realidad y su historia. Por

 ga, el autor intente aumentar sus límites, espoleado por dos   eso, Mequinenza, paisaje y población, y el mismo río Ebro

 elementos claves (que son comunes a todos los escritores   adquieren protagonismo propio, tanto protagonismo o más

 aludidos en este artículo): por un lado, la oralidad y la tra-  que los personajes más básicos de las historias creadas, por-

 dición, y, por otro, la vivencia personal.   que el paisaje es la población anónima que, junto a la co-

 Al primero, responde el potente escenario de Estremida   rriente del río, forman la voz colectiva que late al fondo de


 memòria, con su buceo temporal en la lejanía del siglo XIX   novelas y relatos. Una voz colectiva que, a su vez, es traída

 y con la ampliación del territorio (y su paisaje) mediante la   a colación con las anécdotas protagonizadas por bastantes

 presencia de un entorno que llega hasta la vecina población   personajes individuales y la polifonía de sus voces. Precisa-

 de Caspe. En esta novela, apoyado en la tradición y en la   mente, esa voz múltiple o esa polifonía no sólo enhebra la

 oralidad, el autor, al recoger la huella que queda en las gen-  abundancia de historias, sucesos y anécdotas, sino que con-

 tes y bucear en la historia, hace retornar a la vida un suce-  densa distintas épocas vitales del colectivo que representa

 so acaecido en el pasado y, sin embargo, muy vivo entre los   el universo de Menquinenza, y acaba encimándose como


 mequinenzanos por mucho que aconteciera en un lejano   clave indispensable para “verbalizar” lo ya inexistente y así

 otoño de 1877. Se trata de un acto de bandolerismo inser-  otorgarle vida. Una vida que abarca todos los sentidos ima-

 to en la conciencia popular de Mequinenza y su comarca: el   ginables, desde la fisicidad real de una calle, por ejemplo,

 asalto y asesinato de un recaudador de impuestos —además   hasta la vivencia de un suceso o el resonar de la tradición. Y

 de la muerte de un arriero y un guardia civil— que acabó   una vida que se despoja, aunque lo sea, gracias al saber ha-

 con el fusilamiento de los asaltantes. El misterio policiaco,   cer de Jesús Moncada, de su carácter local, para alcanzar va-

 la tragedia y la historia se alían perfectamente con el paisaje   lor universal. Pues, cuando así sucede, aquello que es sólo

 para mover los hilos de la novela. Al segundo, La galerie de   elemental (autenticidad) casa bien y reconcilia, pese a ser

 las estàtues, en la que, aunque el escenario se extiende has-  particular, con lo universal. Es decir, que sin salir de terri-


 ta Torrelloba (más o menos, Zaragoza en los años 50 y 60   torios locales y particulares se puede alcanzar el misterio de

 del pasado siglo o la Zaragoza del Moncada estudiante), los   lo universal.

 ecos del paisaje mequinenzano son totalmente visibles al   Universalidad que es posible por dos circunstancias muy

 hacer el contrapunto a los sucesos y personajes ajenos a ella   particulares. Primera, Mequinenza, a lo largo del siglo que

 (la guerra civil, por ejemplo).   se rememora en Camí de sirga y, en parte, en los libros de

 El resultado final es que todas las obras citadas buscan   relatos es una isla proletaria (mundo de la minería) en me-

 asiento en la antigua vitalidad, ahora desvanecida, de la vi-  dio del mundo rural (faenar agrícola) que se conexiona, a


 lla natal del autor y en el paisaje evocado y recobrado (por   través de la vía natural del Ebro (tráfico fluvial), con la mo-






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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