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talgia” (22) hacia la vida bajo el franquismo. Obviamente, mo (López-Quiñones 15). Conforme a ello, en virtud de
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esto no quiere decir que Rosa piense que no haya que rei- la cultura del éxito y los criterios empresariales (número de
vindicar y homenajear a la disidencia antifascista, pero pre- ventas/índices de audiencia) que la rigen, los modos de re-
fiere poner de relieve que dicho homenaje puede fácilmente presentación usados son aquellos fácilmente digeribles y al-
caer en la complacencia nostálgica y emocional. En este as- tamente rentables (fabulaciones románticas, personajes he-
pecto, El vano ayer se opone no sólo al sentimentalismo más roicos, épicas sensacionalistas), mientras que el pasado suele
costumbrista de series como Cuéntame (serie implícita en la aparecer como un mero referente espacio-temporal en el
crítica de Rosa, pero extensible a obras como las de Carlos cual ambientar una trama entretenida, siendo así un pasa-
R. Zafón), sino, igualmente, a la nostalgia romántica e in- do petrificado, lejano, casi exótico, de igual modo que po-
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dulgente hacia el heroísmo de la República y la oposición dría serlo el Imperio Romano o la Edad Media. Así pues,
antifranquista que se da en muchas novelas de la Guerra Ci- entendida como simple vehículo de transmisión de histo-
vil y el franquismo (por dar algún ejemplo, algunas novelas rias evasivas, esta cultura de consumo, la “commedia dell’arte
de Almudena Grandes, como El corazón helado, transmiten en que hemos convertido nuestro último siglo de historia”
a mi juicio precisamente eso que Isaac Rosa critica). (El vano 20), según la describe Rosa, encierra una confor-
La apropiación mercantilista, su comodificación bajo la midad latente con la conciencia dominante, una suerte de
lógica del espectáculo, se revela entonces como una de las apología de lo actual, como si se tratara de un “viaje en el
operaciones que más han debilitado el potencial crítico de tiempo que nos devuelve a nuestro presente infectados de
la memoria ficcional. En efecto, tanto las industrias edito- nostalgia malsana y de felicidad por el progreso nacional”
riales como las empresas del entretenimiento (cine o tele- (214).12 Es en razón de ello, por lo tanto, que la memoria
visión), ante la demanda surgida a mediados de los noven- abandona la capacidad crítica de afectar al presente y, asi-
ta, rápidamente sacaron partido de ella y desplegaron una mismo, deviene, como sugería el razonamiento de Laban-
amplia operación comercial cuyo resultado fue la metabo-
lización de la memoria en pura mercancía para el consu-
11 Para profundizar en el fenómeno de la comodificación de la memoria,
véanse La guerra persistente: memoria, violencia y utopía: representaciones
contemporáneas de la Guerra Civil Española, de Antonio G. López-Qui-
ñones (2006) o Memoria histórica e identidad cultural. De la postguerra a
10 Según argumenta Isaac Rosa en una entrevista, del mismo modo que
la imagen del exterminio de los judíos ha sido fijada en el imaginario co- la postmodernidad de José F. Colmeiro (2005).
lectivo por La lista de Schindler, “la del franquismo la está estandarizan- 12 Cabe anotarse aquí que estas obras aparentemente “desideologizantes”
do hoy la serie televisiva Cuéntame junto a muchas novelas que analizan no dejan en el fondo de ser ideológicas, ya que la literatura que reprodu-
el franquismo desde los presupuestos de la novela histórica, o median- ce los discursos dominantes, según advierte Rosa, es igualmente política
te intrigas vacías, o con recursos del peor sentimentalismo.” (Entr. Ren- en cuanto que está “comprometida” con la clase dominante” (“Discurso
dueles) de agradecimiento Premio Internacional Rómulo Gallegos”).
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013