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construcción lineal de las historias cruzadas del profesor y ¿Sabremos convertir la peripecia de Julio Denis en un retrato de
del estudiante, sino una compleja concatenación de plie- la dictadura franquista (pues no es otro el objetivo de la posible
gues narrativos y estratificaciones argumentales. No se pre- novela) útil tanto para quienes la conocieron (y olvidan)? Con-
seguiremos que ese retrato sea más que una fotografía fija, sea
senta aquí, en consecuencia, una memoria congelada o rei- un análisis del período y sus consecuencias más allá de los luga-
ficada de lo ocurrido, sino un persistente hacer y deshacer, res comunes, más allá del pintoresquismo habitual, de la pince-
un ir y volver continuo a los mismos hechos (Portela 192; lada inofensiva, de la épica decorada y sin identidad? (El vano
Arena 2). 17)
Comienza el escritor sevillano con una explicación del La apertura de la trama a una multiplicidad de puntos de
proceso según el cual nos podemos encontrar, entre los li- vista, exhortando al lector a recomponer versiones contra-
bros de las bibliotecas, con multitud de historias que nun- puestas entre sí, no implica aquí, por consiguiente, homo-
ca han sido contadas y que nadie ha rescatado del olvido. logación “reconciliatoria” de perspectivas, sino compleji-
De los índices onomásticos de los libros de historia, por zación discursiva y oposición ideológica a la banalidad o
ejemplo, pueden surgir infinidad de materiales narrativos, simplificación practicada por la historicidad/ficcionalidad
y de hecho, la historia del Julio Denis es presentada al lec- dominante. Es decir, las múltiples voces o perspectivas que
tor como una de esas múltiples variables. De esta manera, el reivindica Rosa —a las que nunca otorga la misma credibi-
autor des-esencializa a sus personajes, los convierte en uno lidad o legitimidad— no tienen nada que ver con una igua-
más entre miles, y la veracidad o falsedad de los mismos no lación consensuada —culpa colectiva, igualación de muer-
tiene mayor importancia. Lo relevante no es contar las vi- tos, todos fueron perdedores— entre las partes enfrentadas
vencias particulares de Julio Denis y André Sánchez, sino en la guerra. No en balde, ese discurso “igualador” y “con-
7
poner al descubierto el orden político que posibilitó dichas sensuado,” sin duda uno de los más consolidados en el ima-
experiencias, y llamar la atención a un sistema que detenía, ginario social español, es también uno de los que más han
torturaba y “desaparecía” a seres humanos. No es así una no- tergiversado la especificidad del franquismo, ya que entraña
vela centrada en unos protagonistas o en unos hechos con-
cretos, sino que éstos, desde sus diferentes interpretaciones
(expuestas a través de múltiples modos de representación), 7 Sin que ello implique una defensa acrítica del ideal republicano, la ho-
están supeditados al verdadero objetivo de Rosa: articular mologación de puntos de vista que propugnan las visiones “neutrales”
un análisis crítico del franquismo. Su intención, declarada no tienen en cuenta las diferentes legitimidades ni las asimetrías funda-
mentales entre las dos partes. Por ejemplo, obvian que la otra violencia,
en la novela, no es sino elaborar un relato riguroso de aque- la desatada en zona republicana, fue esencialmente reactiva, en ningún
lla etapa histórica que se separe de los lugares comunes y de caso derivada de un plan institucional de exterminio, y sólo adscrita al
las simplificaciones habituales: conflicto bélico, no a cuatro décadas de “paz” (Preston 17-19; Casano-
va 5-10).
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013