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     experimentar y sentir el cuerpo admirado y deseado como   don del espejismo,
 llama de amor viva:  tu plenitud recobrada. (Goytisolo, Ardores 12)
 [...]   La tensión interna entre el esbozo de élan trascendente y la
 lamento mi extravío  inmanencia de la nada adquiere aquí otra modulación y va-
 en la ficción del tiempo.  riación, puesto que el umbral invisible —anidado en la pa-
 Imposible acogerse  labra poética— se exterioriza desplazándose hacia una pers-
 al pecho hircino  pectiva de enunciación rehabilitadora de la separación entre
 y al vigor de tus brazos. (Goytisolo, Ardores 12)  el yo amante y el tú amado y para siempre apresado en la
         borrosidad de una estampa. La expresión final, “tu plenitud
 Esta imagen del cuerpo amado y esta voz del deseo purifica-  recobrada”, no se sustrae de cierta ambivalencia y cobra casi
 dor y transcendente fusionaban en los poemas de “Ardores”,   los rasgos de una antífrasis porque si es, en efecto, esa “ple-
 y aparecen aquí situadas en otro orden de realidad marca-  nitud” la que ha hecho posible la escritura de la composi-
 do por el azar y la contingencia del tiempo devorador y dis-  ción poética así como el nacimiento de la luminosa imagi-
 gregador. En este sentido, el anterior ardor de la visión con-  nación que dan vida a los poemas de “Ardores”, no deja sin
 templativa se refleja y se proyecta en una “borrosa estampa”   embargo de ser ahora un bello “espejismo” como huella y
 (verso 9) del majestuoso pahliván (o luchador turco) cuya   esplendoroso residuo de la invencible “ficción del tiempo”
 imagen era antes reinventada “al hilo de una vida” y se ve de   separador y devorador. La voz del sujeto de escritura siem-
 nuevo, en el momento presente, como perenne fuerza evo-  pre en búsqueda de la posesión física, imaginativa y poética,
 cadora de lo amado y lo vivido “al hilo de los años” (verso   del cuerpo-imagen no puede ocultar los ritmos lancinan-
 10). De hecho, es esa estampa-símbolo de la soterrada e in-  tes y algo obsesivos de la aparición ilusoria de lo ya perdido
 asequible transformación unitiva la que sólo puede perma-  e inalcanzable, definitivamente abismado en el nostálgico
 necer aquí como un germen petrificado de lo desvanecido,   consuelo de un “espejismo” pronto envuelto en su propio
 aunque la imaginación del sujeto de escritura sigue aún ali-  polvo.
 mentando su poder de irradiación:  Los cinco poemas breves numerados de la última sección,
         “Desmemoria”, dejan atrás el cuerpo-imagen sensualizado,
 [...]   casi divinizado y siempre reinventado del luminoso lucha-
 Mas tu borrosa estampa,
 al hilo de los años,  dor para adentrarse en los contornos, los estados y la sus-
 impugna  tancia de una figura arrasadora: la de la pérdida, del olvido
 lo efímero mezquino  y de la irreprimible extinción. En realidad, esos cinco poe-
 y me concede,  millas pueden constituir un único poema de cinco estro-
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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
     	
