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expresiones como “Lamentamos el incidente”, “exhaustiva CORO DE JÓVENES REACCIONARIOS: Es una... Una...
investigación”, “población civil”, “ciudad asediada”, “guar- Una... (Silencio)
daespaldas”, asociadas al leit motiv de conocida referencia
—“una guerra es una guerra es una guerra”— repercuten, El CORO DE JÓVENES REACCIONARIOS va dejando caer
como en la intertextualidad trabajada por los barrocos, en el las páginas de los periódicos tabloides que portaban. Caen páginas y
entramado de emociones y en el imaginario del espectador. páginas).
La ausencia de acción no significa ausencia de clímax. En MUJER y MUJER SIN BANDO: No rencor, sino justicia.
efecto, el clímax de la obra —que es, en definitiva, una obra No venganza, sino verdad.
sobre el lenguaje— tiene lugar en este pasaje central de es- No reconstrucción, sino reparación.
tructura bimembre que pone de relieve la dicotomía barro- Estas son las palabras que ellas nos dicen.
ca ser/parecer: Al oído del viento, cerca y lejos, aquí y allá.
Palabras que aún no yacen en las morgues.
MUJER SIN BANDO: Cada día, cerca de aquí. Palabras que tienen el sabor de los membrillos.
El lenguaje transforma la realidad y modifica los hechos. Frutos guardados entre las migas de la memoria.
No torturas, sino actos de defensa patriótica.
No detenidos, sino indignas bestias de carroña. CORO DE JÓVENES REACCIONARIOS: ¿Guerra?
No expolio, sino acciones en favor de la libertad.
No invasión, sino intervención pacificadora. Las páginas de los tabloides yacen en el suelo. Un instante. Mirada
No agresores, sino amigos y libertadores. (17) al público. Oscuro. (18)
La presencia en escena de los periódicos tabloides es fun- Volviendo entonces a la didascalia explícita, la silla va-
damental, ya que las réplicas del Coro de Jóvenes Reaccio- cía cobra todo su sentido: es el espacio de “Ella”, aludida en
narios no son más que una reproducción de la lectura de todo el texto como una de las tantas “víctimas colaterales”,
la prensa escrita. La palabra, aquí, hace resaltar algo que forzosamente ausente, pero también metáfora de las pala-
el espectador no puede apreciar con la intensidad deseada bras vacías que hay que nombrar nuevamente. Por ello, lo
(como el texto de un periódico). Poco a poco, el discurso que se muestra en escena y lo que el espectador ve no es la
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de los Jóvenes Reaccionarios cede ante las palabras de las guerra, sino las palabras sobre la guerra. Como la “vista de
Mujeres, en coro: la imaginación” de la que habla San Ignacio de Loyola en
sus Ejercicios Espirituales, la palabra dramática completa
la visión ya existente en el espectador, la activa y se impone
7 Arellano estudia esta importante función de la palabra como “activa-
ción selectiva de los elementos escénicos”, que facilita la captación del ante él.
significado y pone ante el espectador lo que tiene ver (418).
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Revist a de alces XXI Número 1 , 2013