Page 265 - Revista1
P. 265

imponer la universalidad por la vía de exigir que tratemos a   trechar o encoger el modo de sentir hasta que ya no seamos

 nuestros hijos como querríamos que cualquiera tratase a los   capaces de ponernos más que en el lugar de nosotros mis-

 suyos, es decir, como centro del universo. Sencillamente se-  mos.

 ría humanamente inhabitable un mundo en el que los pa-  Este programa pasa necesariamente por aislar, desconec-

 dres tratasen a sus hijos como jueces imparciales.   tar, descoyuntar en la representación a los individuos del

 En este sentido, solo una Razón enteramente desquicia-  sistema de relaciones del que forman parte, el intento de

 da podría imponer como tarea sentir desde un lugar ente-  representarlos como autores libres de su propia persona, la


 ramente vacío y carente por completo de contenidos: un   ficción que nos supone como sujetos autónomos entera-

 lugar sin familia (en el que los propios hijos no fuesen más   mente autoconstituidos desde la nada. En efecto, esta tarea

 que un individuo cualquiera), sin fiestas (en el que ningún   de vaciado completo de la propia personalidad por la vía,

 día fuese algo distinto de un día cualquiera), sin patria o sin   precisamente, de aislar por completo a cada individuo y en-

 lugar de la infancia (en el que ningún sitio fuese nada más   capsularlo de un modo hermético en torno a sí mismo; este

 que un lugar cualquiera) y, en definitiva, sin mundo. Solo   vaciado que se ha producido a fuerza de aislamiento y de

 una Razón completamente enloquecida (a fuerza de creer-  desconexión con el mundo, ha tenido como consecuencia


 se autora) sería capaz de imponer un vaciado tan exhausti-  un nivel de homogeneidad sin precedentes en la historia.

 vo y completo de todo contenido particular (y por lo tanto   Como resultado del programa estético de una identidad

 necesariamente contingente) que terminase dejándonos sin   de mercado, se han homogeneizado los gustos y las pautas

 nada y convirtiendo la tarea irrenunciable de sentir desde el   de consumo a nivel mundial. Para empezar, nos encontra-

 lugar de cualquier otro en la tarea delirante de sentir desde   mos con que el primer efecto de este vaciado es un casca-

 el lugar de nadie, desde ningún lugar o no sentir en absolu-  rón susceptible de ser de nuevo rellenado casi con cualquier

 to.     contenido y, en segundo lugar, nos encontramos con que

 Ahora bien, ese efecto delirante es precisamente con el   cada vez son menos los centros de producción cultural des-

 que nos encontramos cuando se nos impone como progra-  de los que se fabrican el conjunto de las identidades posi-


 ma estrechar o encoger el modo de sentir hasta lograr que   bles. Los presuntos sujetos autoconstituidos desde la nada

 la humanidad termine en los límites del propio individuo.   hemos resultado ser meros recipientes enteramente vacíos

 En efecto, es el programa de mercado el que ha tenido un   y, por lo tanto, indiferentes al contenido con el que vayan

 efecto homogeneizador sin precedentes en la historia. Cier-  a ser llenados (es decir, susceptibles de ser llenados a su an-

 tamente, la tarea estética del republicanismo democrático   tojo por una industria de producción cultural cada vez más

 de ampliar el modo de sentir (para ser capaz de ponerse en   concentrada, más centralizada, más global y más serial).

 el lugar de cualquier otro) ha sido abandonada a favor de la   Contra  cualquier  tentación  de  presentar  este  vaciado


 educación estética del liberalismo económico que exige es-  como el reverso tenebroso de la libertad ilustrada y del pro-






 264                                                                                                          265
 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
   260   261   262   263   264   265   266   267   268   269   270