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imponer la universalidad por la vía de exigir que tratemos a                                                            trechar o encoger el modo de sentir hasta que ya no seamos

         nuestros hijos como querríamos que cualquiera tratase a los                                                             capaces de ponernos más que en el lugar de nosotros mis-

         suyos, es decir, como centro del universo. Sencillamente se-                                                            mos.

         ría humanamente inhabitable un mundo en el que los pa-                                                                      Este programa pasa necesariamente por aislar, desconec-

         dres tratasen a sus hijos como jueces imparciales.                                                                      tar, descoyuntar en la representación a los individuos del

             En este sentido, solo una Razón enteramente desquicia-                                                              sistema de relaciones del que forman parte, el intento de

         da podría imponer como tarea sentir desde un lugar ente-                                                                representarlos como autores libres de su propia persona, la


         ramente vacío y carente por completo de contenidos: un                                                                  ficción que nos supone como sujetos autónomos entera-

         lugar sin familia (en el que los propios hijos no fuesen más                                                            mente autoconstituidos desde la nada. En efecto, esta tarea

         que un individuo cualquiera), sin fiestas (en el que ningún                                                             de vaciado completo de la propia personalidad por la vía,

         día fuese algo distinto de un día cualquiera), sin patria o sin                                                         precisamente, de aislar por completo a cada individuo y en-

         lugar de la infancia (en el que ningún sitio fuese nada más                                                             capsularlo de un modo hermético en torno a sí mismo; este

         que un lugar cualquiera) y, en definitiva, sin mundo. Solo                                                              vaciado que se ha producido a fuerza de aislamiento y de

         una Razón completamente enloquecida (a fuerza de creer-                                                                 desconexión con el mundo, ha tenido como consecuencia


         se autora) sería capaz de imponer un vaciado tan exhausti-                                                              un nivel de homogeneidad sin precedentes en la historia.

         vo y completo de todo contenido particular (y por lo tanto                                                                  Como resultado del programa estético de una identidad

         necesariamente contingente) que terminase dejándonos sin                                                                de mercado, se han homogeneizado los gustos y las pautas

         nada y convirtiendo la tarea irrenunciable de sentir desde el                                                           de consumo a nivel mundial. Para empezar, nos encontra-

         lugar de cualquier otro en la tarea delirante de sentir desde                                                           mos con que el primer efecto de este vaciado es un casca-

         el lugar de nadie, desde ningún lugar o no sentir en absolu-                                                            rón susceptible de ser de nuevo rellenado casi con cualquier

         to.                                                                                                                     contenido y, en segundo lugar, nos encontramos con que

             Ahora bien, ese efecto delirante es precisamente con el                                                             cada vez son menos los centros de producción cultural des-

         que nos encontramos cuando se nos impone como progra-                                                                   de los que se fabrican el conjunto de las identidades posi-


         ma estrechar o encoger el modo de sentir hasta lograr que                                                               bles. Los presuntos sujetos autoconstituidos desde la nada

         la humanidad termine en los límites del propio individuo.                                                               hemos resultado ser meros recipientes enteramente vacíos

         En efecto, es el programa de mercado el que ha tenido un                                                                y, por lo tanto, indiferentes al contenido con el que vayan

         efecto homogeneizador sin precedentes en la historia. Cier-                                                             a ser llenados (es decir, susceptibles de ser llenados a su an-

         tamente, la tarea estética del republicanismo democrático                                                               tojo por una industria de producción cultural cada vez más

         de ampliar el modo de sentir (para ser capaz de ponerse en                                                              concentrada, más centralizada, más global y más serial).

         el lugar de cualquier otro) ha sido abandonada a favor de la                                                                Contra  cualquier  tentación  de  presentar  este  vaciado


         educación estética del liberalismo económico que exige es-                                                              como el reverso tenebroso de la libertad ilustrada y del pro-






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                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  1 , 2013
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