Page 266 - Revista1
P. 266
grama político de la autonomía y la mayoría de edad, con- lamiento y el desarraigo de los individuos del conjunto de
viene recordar que nunca formó parte del programa de la relaciones sociales, familiares, culturales o comunitarias de
Ilustración el proyecto de crear de la nada un orden concre- las que formasen parte. Ciertamente, el programa de im-
to a partir de la razón. En efecto, tal como nos recuerda Do- poner (necesariamente por la fuerza) el modelo de una so-
mènech, ese relato respecto a la Ilustración es, fundamen- ciedad de mercado necesitaba ante todo destruir cualquier
talmente, una construcción propagandística de la reacción tipo de relación espontánea entre los humanos que no se
comunitarista. basase en el contrato libre establecido entre sujetos radical-
2
Sí cabe localizar también una pretensión de este tipo en el mente desvinculados cada uno de los cuales, encapsulado
programa del liberalismo económico (proyecto que termi- en sí mismo, no debía perseguir más que su propio interés.
nó imponiéndose por medio de la fuerza sobre el programa En este sentido, tiene sin duda razón Polanyi cuando,
político del republicanismo democrático). Ciertamente, el analizando el modo como se impuso la utopía de una socie-
programa del liberalismo económico, que no logró impo- dad de mercado, sostiene que
nerse más que por medio de unas dosis de violencia escalo-
friantes, se basó desde el principio en el objetivo de desarrai- separar el trabajo de las otras actividades de la vida y someterlo a
las leyes del mercado equivaldría a aniquilar todas las formas or-
gar a los individuos del conjunto de las relaciones orgánicas gánicas de la existencia y reemplazarlas por un tipo de organiza-
en el que se hallasen inscritos. En efecto, a diferencia del re- ción diferente, atomizada e individual. Este plan de destrucción
publicanismo democrático, el liberalismo económico ten- se llevó a cabo mediante la aplicación del principio de libertad
dió a llamar libertad precisamente a la desconexión, el ais- de contrato. Es como si en un momento dado se decidiese en la
práctica que las organizaciones no contractuales fundadas en el
parentesco, la vecindad, el oficio o las creencias, debían ser li-
2 “La generación de Gerlach —la generación del Congreso de Viena— quidadas, puesto que exigían la sumisión del individuo y limi-
había construido sus esquemas mentales contrarrevolucionarios sobre la taban por tanto su libertad. Presentar este principio como una
leyenda, según la cual la Ilustración dieciochesca y sus criaturas políticas medida de no injerencia, como sostenían comúnmente los par-
revolucionarias, los Jefferson, los Franklin, los Paine, los Condorcet, los tidarios de la economía liberal, equivalía a expresar pura y lla-
Marat y los Robespierre, eran primordialmente la excrecencia de un fa- namente un prejuicio enraizado en un tipo muy particular de
nático querer empezar todo de la nada; de una empecinada voluntad de injerencia, a saber, la que destruye las relaciones no contractua-
construir ex novo el orden social entero; de una hiper-racionalista nega- les entre individuos y les impide organizarse espontáneamente.
ción abstractoide, así de las concretas tradiciones históricas, como de la (267)
sutil y dilatada sabiduría política multigeneracional en ellas incorpora-
da. Sir Edmund Burke, huelga decirlo, inició esta leyenda en fecha tan El análisis de Polanyi se centra ante todo en los procesos de
temprana como 1790, y por ese camino le siguieron en el continente el disolución violenta de toda comunidad orgánica para lograr
Papa de Roma, el grácil De Maistre, el plúmbeo Bonald, el otrora jaco-
bino y revolucionario Gentz (luego asesor de Metternich en el Congre- convertir en mercancías tres elementos que jamás lo habían
so de Viena), el donoso Chateaubriand o el volandero Benjamin Cons- sido: el dinero, la tierra y el trabajo. En efecto, el modelo de
tant” (38).
266 267
Revist a de alces XXI Número 1 , 2013