Page 238 - Revista1
P. 238

del consejo de administración, por posibles hechos fraudu-                                                              de considerarlos como personajes de ficción.  Tratan pues,
                                                                                                                                                                                                               14
         lentos en la fusión de las cajas de ahorro que dio nacimien-                                                            según propone Santiago Alba Rico en Leer con niños, como

         to a Bankia (2010). La inclinación de la Torre de Bankia es                                                             programa de salvación para nuestro “hiperbarroco”, “de res-

         una proeza arquitectónica que anticipaba de alguna manera                                                               tablecer desde fuera la diferencia entre el orden del Relato y

         la caída del organismo cotizado en bolsa, que fue rescatado                                                             el orden de la Realidad, de reordenar ininterrumpidamente

         y nacionalizado en 2012. La paronomasia (la que está ca-                                                                la frontera, borrada materialmente por la repetición indis-


         yendo/los que están callando) denuncia el silencio del poder                                                            cernible de la guerra y de la mercancía, entre la realidad y la

         elegido frente al de las finanzas, silencio que hace que caiga                                                          ficción” (268).

         a su vez la democracia representativa (primero moralmente,                                                                  Los textos de El Roto son cincelados como sus dibujos en

         quizá institucionalmente).                                                                                              los que privilegia, muchas veces, la intensidad de la presen-

                                                                                                                                 cia de un hombre que desafía al lector antes que una ico-

         Conclusión                                                                                                              nografía más elaborada y simbólica (como podía ser la de


         Los dibujos analizados explican que, si se ha desgastado la                                                             OPS), cuando J. R. Mora deja más espacio a la inventiva


         democracia, es por culpa de los que actúan en la esfera fi-                                                             gráfica. Ninguno de los dos, por lo menos en esas dos se-

         nanciera o de los que dejan de actuar en la esfera política,                                                            ries, parece muy dado a la ironía de un Forges, por ejem-

         pero también de los que inventan las palabras que van a dar                                                             plo, acaso porque privilegian el control de la legibilidad del

         sentido a la realidad: los políticos, los artistas y, como recor-                                                       mensaje sobre el uso de una ironía tan practicada por los

         dé en la introducción, los economistas. El trabajo del eco-                                                             novelistas posmodernistas que ha acabado por simbolizar

         nomista (el “economist”) consiste en “hacer que parezca ne-                                                             cierto desapego o relativismo. La activación de sus viñetas

         cesario lo intolerable” (El Roto 58) y el trabajo discursivo                                                            políticas exige una implicación intelectual fuerte por parte


         de J. R. Mora y el Roto es mostrar, echando mano de varias                                                              del lector por su alto grado de discursividad, pero se apela

         tradiciones de críticas a las apariencias, que detrás de lo que                                                         también a la emoción, en particular cuando los dibujos dia-

         nos pintan como necesario está lo intolerable. Las estrate-                                                             logan con un catálogo de imágenes previas, con las que el

         gias retóricas de los dos dibujantes tienen como objetivo                                                               lectoespectador podrá verse sentimentalmente despertado.

         acabar con las ficciones que se fabrican desde el poder para                                                            Por fin, el mensaje emitido no se pretende inocuo sino que

         enmascarar la realidad, pero también devolver a la realidad

         su corporeidad: para sentirse solidario con los más pobres,                                                             14  “El peligro no reside en que las novelas nos parezcan reales; el peli-

         con los desahuciados o con los inmigrados, hay que dejar                                                                gro es que no nos parezca real la realidad y que tratemos al vecino cojo,

                                                                                                                                 al niño ecuatoriano y al inmigrante como personajes de un novela en
                                                                                                                                 la que no creemos o que no nos tomamos en serio y cuyo centro ocupa
                                                                                                                                 nuestra conciencia soltera y nihilista como único punto de resistencia”

                                                                                                                                 (Alba Rico 264).





      238                                                                                                                                                                                                                             239
                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  1 , 2013
   233   234   235   236   237   238   239   240   241   242   243