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to discernible. Igualmente, el mecanismo de la parodia sub-  desde la cultura actual a la intervención política del futuro.

 versiva está neutralizado por múltiples cortapisas, incluyen-  En este proceso, que se propone como un movimiento ló-

 do la posibilidad de su imposibilidad debido a la saturación   gico-temporal, la cultura debe orientarse a un trabajo pre-

 de mensajes, a la desconexión denotativa de los significantes   político que facilite la irrupción de lo político propiamente

 e, incluso, a las leyes del copyright. La conclusión inevitable   dicho, es decir, que abra paso a la intervención del demos en


 es que la cultura actualmente existente, nuestra cultura, no   los asuntos públicos.

 puede hacer otra cosa más que entretener, o desviar la aten-  Como hemos visto al discutir la constitución del sujeto

 ción política hacia el conflicto cultural, o fomentar la frag-  cortesano, una serie de innovaciones permitieron el paso

 mentación de las relaciones sociales en busca de ese ideal, el   desde la fragmentación de voluntades distintiva del feuda-

 del individuo sin atributos, abstracto e intercambiable, sin   lismo medieval a su coordinación en un nuevo proyecto

 lazos de solidaridad, egocéntrico y hedonista, del que sólo   de estado. Estas innovaciones consistieron básicamente en

 se espera que consuma y sea recurso humano flexible.  la creación simultánea de un nuevo soporte institucional

 En estas condiciones no se puede pensar en una reco-  —la corte— y una nueva cultura dirigida a la producción

 nexión ingenua de la cultura con la política. De hecho, hay   concurrente de unos modelos de subjetividad y comunidad


 que intentar alternativas más radicales que faciliten la po-  imaginada de nuevo cuño. Por lo demás, la nueva cultura

 sibilidad de una reconexión, en su lugar, de la política con   política no puede limitarse al momento afirmativo de un

 la economía; es decir, la intervención debe orientarse a de-  sujeto que, como en el caso cortesano, quiere habitar una

 sarrollar la cultura de una economía política democrática y   colectividad caracterizada por criterios estrictos de exclu-

 responsable. La dificultad del proyecto estriba —si utiliza-  sión y diferenciación —en las actuales condiciones, este se-

 mos analógicamente el escenario del antiguo régimen —en   ría un proyecto probablemente fascista—. La nueva cultura

 que el desarrollo de una cultura crítica dirigida, a la mane-  tiene que añadir al momento afirmativo un momento críti-


 ra del movimiento ilustrado, contra el estado no es sufi-  co irrenunciable, ese que nos legó el movimiento ilustrado

 ciente para socavar el poder, porque éste ya no reside en la   y su universalismo incluyente.

 esfera política, sino en la económica. Pero lo que sí cabe   Aunque estos comentarios puedan parecer chocantes, la

 hacer es combinar en un mismo proceso histórico la cons-  realidad es que nos encontramos en parecida tesitura que

 trucción de una nueva comunidad política con la crítica y   la que llevó a Antonio Gramsci, siempre preocupado por

 destrucción de la existente —este es, por cierto, el objetivo   la movilización política del demos, a proponer una noción

 que detectamos en la revuelta cultural de que habla Sánchez   muy específica de ‘cultura,’ que es en definitiva a la que me


 Gordillo en conexión con Marinaleda—. Para conseguirlo,   acojo: “[La cultura es] organización, disciplina del yo inte-

 debemos diseñar un proceso —recurriendo a la lógica de   rior, apoderamiento de la personalidad propia, conquista

 las ideas y de la investigación histórica— que nos permita ir   de superior consciencia por la cual se llega a comprender el






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  1 , 2013
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