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Es, sin duda, Marina d´Or un intento de suplantar lo elitis- y ambientada en un futuro próximo en el que las corpora cio-
ta a través del simulacro. Como declara Miguel Espigado en nes multinacionales han sustitutito a los gobiernos. Es una
una interesante reseña de esta novela, Juan-Cantavella se vale his toria de conspiraciones e intriga, con permanente presen-
de novedosos procedimientos satíricos para analizar la cul- cia de la globalización, la tecnología, las obsesiones contem-
tura kitsch de la sociedad del siglo XXI. Y, por cierto, tam- poráneas con el cuerpo y la farmacología y, de nuevo, los
bién esta obra podría tener su paralelo en el universo ficticio centros comerciales o residencias de jubilados como este-
del admirado Ballard. Recuerdo ahora el relato titulado “El reotipos de ciudades artificiales. Se retrata un mundo en el
parque temático más grande del mundo” (1989), donde re- que el poder de la publicidad es tal que nuestros cuerpos se
flexionaba el autor británico acerca de las consecuencias a las han convertido en carteles publicitarios, en el que el clima es,
que se podría llegar en la unión europea, a partir de la aboli- por supuesto, artificial, y en el que abundan las reproduccio-
ción de fronteras y de la globalización, llegando a esta con- nes de los famosos a escala real en muñecos de plástico. Tam-
clusión: bién para Sierra, como ya hemos visto en Mora o Rosa, la
ciudad moderna es el espacio en el que la vida pierde su con-
tacto con lo real y así en su novela encontramos, por ejem-
Estaba claro que Europa, el lugar donde se había originado
gran parte de la civilización occidental, había dado a luz a otra plo, que las calles están esponsorizadas. Es muy intere sante
corriente importante, el primer sistema totalitario basado en la descripción que hace de la costa sur como un “gi gantesco
el ocio. Del solarium y la piscina, del gimnasio y la discoteca, asilo de ancianos prematuros”, como un “parque de atraccio-
había surgido un credo nacionalista y autoritario que hundía nes” para prejubilados, como una de “esas reservas indias en
sus raíces en el ámbito del placer antes que en el del trabajo Norteamérica” (191-192). Asimismo, especialmente rele-
(Ballard 100). vante me parece la descripción que se hace de la ciudad de
Cásena, “copia de sí misma, reconstruida según las direc-
Otro de los autores antologados es Germán Sierra, el más ve- trices del cónclave de arquitectos reunidos por un alcalde
terano del grupo, y concretamente con el relato titulado “Ar- con la intención de recuperar su esplendor medieval […] un
temio Devlin”, “una historia de tonalidad noir y evocación artifi cioso parque temático” (93-94). En dicha ciudad, tan
cinematográfica —serie B— de músicos blue-jazz y ambien- pareci da a tantos enclaves turísticos que consideramos au-
te angloamericano” (Gil González, “Reseña”). Pero también ténticos patrimonios de la Humanidad, lo antiguo (la His-
ahora, como vengo haciendo con los otros autores comen- toria) ha sido convertido en un espectáculo, de la misma ma-
tados, me gustaría detenerme en otras obras previas de este nera que se convierten tantas veces en auténtico espectáculo
autor. Muy interesante para nuestro tema es su novela Efec- de masas los exotismos o los particularismos locales. A este
tos secundarios (2000). La obra aparece dividida en capítulos respecto, podríamos recordar unas palabras del famoso teó-
de acuerdo a las instrucciones de un producto farmacéutico rico y ana lista del espacio en la posmodernidad, al que luego
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Revist a de alces XXI Número 0 , 2012