Page 34 - Revista0
P. 34

lista sin más, se justifica en valores nacionales supuestamen­                                                          del espectáculo mediático de lágrima fácil y trazo demasiado

         te oprimidos —difícil de verificar en sistemas democráticos                                                             grueso— funda una comunidad para todos allí precisamente

         donde toda opción política puede acceder a su representa­                                                               donde más agujeros ha mostrado, esto es, en la falta de soli­

         ción— y cuyas consecuencias se hacen sentir sobre el cuer­                                                              daridad fruto de un tejido comunitario endeble.

         po físico casi siem pre, y sin dejar de lado el emocional, de las                                                               Sería deseable traducir esta  pedagogía del rechazo a la

         víctimas. Re      co  no  cer el sufrimiento innecesario de la víctima,                                                 violencia en democracia en lo que Zygmunt Bauman ha

         y de los más allegados a ella, es la condición necesaria, toda­                                                         denominado hace años sociedad autónoma, una defini­


         vía no sufi ciente, de la arquitectura moral de una sociedad                                                            da en torno al constante auto­examen, crítica y reforma (In

         sana. El su frimiento ha sido y será innecesario porque cua­                                                            Search 81), nunca enfocada hacia la realización del ideal de

         lesquiera que hayan sido las opresiones de un pueblo, y los                                                             comunidad étnica en la muerte, o gracias a ella, y centra­

         reclamos totalmente válidos de expresión cultural y de in­                                                              da en el desmantelamiento crítico de las fantasías sobre sus

         dependencia política, si se diera el caso, no debieron nunca                                                            oríge nes (In Search 84). Esta sociedad autónoma podría ser

         anteponerse a la dignidad de la víctima: a su condición hu­                                                             una defensa efectiva contra la violencia engarzada en mitos

         mana equipa ra ble a la mía. La salvación de todo un pueblo a                                                           (Bauman, In Search 81): el mito de la noción del naciona­


         costa de víctimas individuales denigra y cuestiona sin remi­                                                            lismo extremo de una identidad vasca pura, sin contamina­

         sión la vali dez de los postulados de expresión y existencia de                                                         ción, lejos de verse inoculada por el virus de la diferencia, y

         ese pueblo, máxime si al eliminado se le ha extirpado del in­                                                           el mito de un futuro de redención por­venir para superar las

         terior de ese mismo pueblo.                                                                                             miserias del presente gracias a la llegada de un tiempo, y un

                Si la condición necesaria pasa por admitir lo innecesario                                                        espacio, mesiánicos. O quizás, como apuntan Reyes Mate

         del sufrimiento de la víctima, la condición suficiente de la                                                            y Antonio Elorza, haya que apartarse sin miramientos de

         moralidad social pasa por pedir perdón, que significa reco­                                                             ideológicas de naturaleza asesina, o con claras inclinaciones

         nocer los errores cometidos en el pasado. Víctima no es sólo                                                            de esta naturaleza.  Sí, se está hablando del nacionalismo ex­
                                                                                                                                                                 7
         quien ha padecido injustamente sin causa y sin razón, sino


         quien demuestra en su condición el sinsentido de prácticas

         profundamente ajenas a lo humano, como cualquier tipo de                                                                7  Antonio Elorza lo apunta con claridad, “si en las obras de mayor cir cu­
                                                                                                                                 lación sigue difundiéndose la imagen de un Sabino Arana racista como
         violencia terrorista, y habría que incluir también la del terro­                                                        cualquier otro en su época, sin entrar en su religión política del odio

         rismo de estado. El recuerdo de la victimización —la actua­                                                             mon tada sobre ese racismo, con la consiguiente violencia que la acom­

         lización del horror violento del pasado, cuando va más allá                                                             paña tanto en su origen como en su transmisión posterior en la historia
                                                                                                                                 del nacionalismo hasta ETA, no entenderíamos nada de lo sucedido en el

                                                                                                                                 último medio siglo” (“Estela”). Al igual que también lo hace Reyes Mate
                                                                                                                                 al afirmar que “la víctima anula la legitimidad del etnicismo y transforma
         na rebaja la altura de otros valores que pueda albergar,” como el literario

         del escritor.                                                                                                           la ciudadanía en responsabilidad por el más vulnerable. Esa es la tarea po­
                                                                                                                                 lítica en el País Vasco” (“Ciudadanía”).




       34                                                                                                                                                                                                                              35
                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                                       Número  0 , 2012
   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39