Page 204 - Revista0
P. 204
te, y para cualificar la valoración que Azaña hace de Orte- reafirmaran en la esfera política las diferencias derivadas de
ga, es necesario destacar que la influencia de este último fue la desigual repartición de los capitales económico y cultural.
mucho más determinante de lo que su aparente galimatías Eliminado el principio democrático de la esfera política con la
profético podría hacer pensar. Por ejemplo, Ortega se em- destrucción de la República, la intervención cultural propia-
pleó a fondo para des legitimar la República en los ambien- mente liberal podía reconfigurarse para seguir desarrollan-
tes intelectuales y estudiantiles; también, obstaculizó la con- do, bajo las nuevas condiciones, su función última: facilitar el
fluencia entre intelectuales y clases trabajadoras y, por tanto, con sentimiento de los ciudadanos a una sociedad regida por
la constitución, por decirlo con Antonio Gramsci, de una el poder de mercado. Pues bien, en esa labor de reconfigura-
cultura integral que hubiera facilitado la formación de éli- ción, al profesor de ética José Luis L. Aranguren le tocó
tes al tiempo que elevado el nivel cultural de las masas; jugar un papel central. 20
19
participó en la constitución del Frente Español, precedente Me voy a centrar en un artículo que tuvo gran impac-
del partido fascista Falange Española; y, para no extender- to en su momento: “La evolución espiritual de los intelec-
nos demasiado, cuando estalló la guerra, no sólo apoyó a los tuales españoles en la emigración,” ya que es un ejemplo pri-
golpistas sino que, incluso, a la altura de 1938, coincidien- merizo de la ideología del consenso, ese tropo que cumplió
do con una de las ediciones de La rebelión de las masas, co- tan relevante papel durante la Transición y años posteriores.
menzó a colaborar con los servicios de propaganda de los Pero, antes de entrar en ello, esbozaré, con la ayuda del pro-
fascistas españoles. fesor de filosofía Francisco Vázquez García, las líneas de
continuidad entre Ortega y la España de la Transición, ya
José Luis L. Aranguren: Cultura terapéutica que es muy probable que la influencia más significati-
va de Aranguren haya sido justamente la de facilitar la
En la España de 1953 ya no era necesario proyectar los “prin- continui dad del culturalismo liberal.
cipios de la cultura” sobre la esfera política si el objetivo era Aranguren se presenta a sí mismo como un heredero del
abogar, a la manera de Ortega, por criterios meritocráticos que krausismo y de la escuela de Ortega; en este último caso “por
su descendencia directa de los católicos orteguianos como
Zubiri y Marías” (Vázquez 169). Otro dato de interés es
19 Consultar Martínez Lorca (221). Por otro lado, a pesar de los afanes que, después de ganar en 1955 una cátedra de filosofía (éti-
pedagógicos de Ortega, estos no iban más allá de un intento de influir
en las élites y los expertos, y tengo la sensación de que nunca se interesó ca) en la Universidad Complutense, su relevancia pública se
realmente en la resolución de los graves problemas de analfabetismo que
aquejaban a la sociedad española en los años en que se concentra su acti-
vidad pública. Por ejemplo, en 1930 todavía cerca del 43% de la pobla- 20 Para una introducción a la trayectoria de Aranguren se puede consul-
ción española era analfabeta (Gabriel 202). tar el artículo de González Cuevas.
204 205
Revist a de alces XXI Número 0 , 2012