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Las diferencias de los demás han servido para afirmar   particularidad de una nación sin estado, la vasca, mediante la

 la identidad central de cualquier estado­nación europeo: la   dificultad o negación, se nos dice, de los rasgos identitarios

 necesaria oposición de lo que se afirmaba frente a lo que se   propios.

 negaba. Cuando estas diferencias han dejado de ser valor de

 afirmación, al reclamar un espacio y tiempo de existencia   Sobre el miedo


 en igualdad de condiciones, no solo han producido deso­

 rientación en aquellos orgullosos de saberse europeos, sino   No ayuda en nada la llamada globalización, o mundializa­

 también pérdida de  seguridad  identitaria. Ya no se sabe a   ción para algunos autores, en la articulación de identidades

 ciencia cierta y sin dudas razonables quién se es ni adónde   tranquilas, en razón de su eliminación de las mediaciones es­

 me dirijo. Por si fuera poco, y como no podía ser menos, la   paciales y temporales entre la ocurrencia de un evento y su

 otrora identidad nacional fuertemente homogénea se ha vis­  impacto en las mentes locales. Lo que tiene lugar a miles de

 to cuestionada, desde bastante antes de la llegada del inmi­  kilómetros de distancia se vive en tiempo más o menos real


 grante no europeo o del este de Europa, por la aspiración de   en la casa o pueblo de cada cual; lo que no podría afectarnos

 grupos antes nacionales a su propia particularidad cultural e   más que de manera tangencial, está teniendo lugar a la vuelta

 identitaria. Estamos hablando de catalanes, gallegos y vascos,   de la esquina identitaria de cada cual, aquí y ahora mismo. Si

 al igual que aragoneses, asturianos y extremeños.   la reducción temporal y espacial a un único espacio terrestre

 El problema a analizar no es tanto la diferencia en sí   y a un único tiempo presente tiene la ventaja de la toma de

 misma, como la respuesta a lo percibido como un exceso de   conciencia de la unidad planetaria y, por lo tanto, favorece la


 desidentificación que recurrirá a la violencia con la intención   interdependencia, por lo mismo introduce tensiones y ame­

 de eliminar este exceso, o al menos contenerlo, en el espacio   nazas en la integridad identitaria, difíciles si no impo sibles

 de lo inocuo. Si la diferencia produce roces inevitables, y en   de dirimir satisfactoriamente.

 este sentido bienvenida sea si refuerza los lazos políticos de   Como señala Edgar Morin, la mundialización privile­

 los ciudadanos en el debate público sobre la identidad, otros   gia  “Le cosmopolitisme abstrait du business et les retours

 grupos al sentirse amenazados recurren al método expediti­  aux particularismes clos et aux nationalismes abstraits dans


 vo de la violencia para proteger pueblos, lo abstracto, elimi­  le sens où ils s’abstraient du destin collectif de l’humanité”

 nando personas concretas.   (“el cosmopolitismo abstracto del capital, y la vuelta a los

 En este ensayo, me propongo analizar uno de estos ejem­  particularismos cerrados y a los nacionalismos abstractos en

 plos de identidad vista como amenazada: el nacionalismo   el sentido de que se abstraen del destino colectivo de la hu­

 vasco extremo, el más etnicista. En el centro de la respues­  manidad”; “Les nuits”). Por un lado, la circulación planeta­

 ta violenta se encuentra la convicción, certera o no es otra   ria del capital sin restricciones reduce el artilugio identitario

 cuestión, de la existencia de una nación española atacando la   a mero rasgo de peculiaridad, a mero producto sin sustancia






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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  0 , 2012
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