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de acuerdo sobre un asunto empírico” (“two people who are   ecuatoriano a la puerta de la casa, Enrique, esposo de Manuela

 divided over the reality of space are unlikely to be divided   y padre de Susana, Marcos y Rodrigo, ha creído en el estar jun-

 over an empirical issue”; 207), hablando de la importancia   tos para establecer un hogar en que sea natural que los padres


 de la gramática de los términos.  Si los pensamos en español   hagan lo suyo para que sus hijos disfruten de la enseñanza, la
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 con la añadida dimensión gramatical de los demostrativos   salud y los objetos materiales, sabiendo tranquilamente que

 (este/a, ese/a, aquel/la), se complica más la supuesta objeti-  esto significa que otros (fuera de la casa) tendrán más y otros

 vidad del concepto del espacio. Uno de los espacios más con-  menos. Piensa que, estando juntos los miembros de la fami-

 cretamente retratados de esta novela es la casa, la de Manue-  lia, todo lo demás se puede arreglar. Esta creencia inocente y

 la/Enrique/Susana, la de Félix y la de Elo. El retrato de los   medio patriarcal se derrumba cuando Manuela ya no encuen-

 habitantes de cada una de las casas y de las interconexiones   tra (ni busca) paz en la casa e inicia su experimento de Simo-

 entre ellos influye en la construcción del concepto del hogar,   ne Weil. El equilibrio de la casa se transforma, causándole a

 el cual se vincula con la posibilidad de la felicidad paulatina.   Enrique una profunda ansiedad al admitirle a Goyo en un


 Así se lo describe Félix a Mauricio al hablar del novio de su   correo electrónico: “Estoy solo. Soy un normal y resulta que

 madre:  vivo en una casa de no normales” (92). Entonces, el asunto

         es si lo que uno busca es protección y seguridad en su pro-

 Pero yo creo que él [Juan] piensa que si seguimos juntos, con la   pia casa, o si busca ideas, desafíos y apoyo emocional en esa
 casa más o menos ordenada, haciendo zumos de naranja algunas   misma casa. Al final, Enrique se convierte metafóricamente

 mañanas, friendo patatas en la sartén, viendo películas y llenan-  en el pez de compañía del acuario que tanto le gustaba antes
 do el sofá de migas y limpiando las migas de vez en cuando, si la

 casa no se muere, si nosotros no nos dispersamos, un día algo se   de escuchar las palabras sencillas de su hija sobre la injusticia

 arreglará: Adela empezará a salir, mi madre encontrará otro tra-  de controlar así a los peces: “Mientras hablaba, Enrique re-
 bajo. Juan está convencido de que lo importante es que entonces,   celó de sí mismo. No estaba mintiendo, no estaba ocultando

 cuando las cosas se arreglen, siga habiendo un sitio, no nos haya-  nada como tampoco el pez de compañía oculta su otro ojo

 mos ido ni hayamos convertido la casa en una ruina inhabitable.   cuando mira por el acuario. Pero hay otro ojo. Un ojo que
 (122)
         aguarda, no sin complacencia, a que Manuela se dé de bruces


 De alguna manera, esta leve esperanza de Juan de que la soli-  con la realidad” (150).

 dez de la casa física pueda contribuir a una general felici dad   La esperanza de Juan y la desilusión de Enrique sobre el

 familiar y hogareña es paralela a la percepción tradicional de   supuesto poder del hogar se relacionan con el encerramiento

 la función de “casa” en el caso de Enrique. Hasta la llegada del   de Adela en el cuarto de la casa que comparte con su madre,
         Juan y Félix. Este encerramiento refleja un temor tremendo

         hacia el mundo del exterior y, quizás, una dependencia enfer-



 1  Las traducciones del inglés al español son mías.  miza de la idea de la casa como lugar de refugio, de protec-





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 Revist a   de   alces   XXI                                              Número  0 , 2012
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