Page 469 - Revista7
P. 469
a recalcar, asimismo, que, como educadores responsables de Y ahondando en el plano comunitario, la lectora encontra-
las habilidades transmitidas en clase, nos parece provechoso rá varios ejemplos de actividades colectivas realizadas fue-
preguntarnos qué envergadura y qué limitaciones les pone- ra del aula, territorio también de resistencia y activismo,
mos a los objetivos ecopedagógicos en nuestras aulas; es de- en las que la experiencia estética de imágenes y textos crea
cir, ¿desde qué áreas deseamos intervenir para ensanchar la espacios no tanto para la añoranza sino para “transformar
visión de la tradición filológica? Sería, sin duda, lícito pre- nuestra forma de estar en el mundo” (Sgaramella 394). Si
guntarse si estas son metas que correspondan a la filología. bien, por una parte, la propuesta de una filología ecológi-
En nuestra experiencia personal, la emergencia ecosocial ac- ca “no desdeña los legados del humanismo antropocéntrico
tual nos obliga a replantear las líneas tradicionales de ense- y de la razón ilustrada” (Marrero 431), la lectora, por otra,
ñanza a fin de preparar a nuestro alumnado con las compe- podrá encontrar en este monográfico prácticas ecopedagó-
tencias necesarias para hacerle frente. gicas críticas que cuestionan enfáticamente el proyecto de
Mientras que el estudio filológico de la retórica y la poé- la razón occidental moderna y el legado antropocéntrico,
tica, por sí mismo, no garantiza una aplicación encamina- que codificó la naturaleza, la convirtió en recurso y aupó el
da a reflexionar sobre las causas de las múltiples crisis arriba “progreso” como baremo natural de lo universal y la civili-
señaladas, el presente monográfico aporta varios artículos zación. No hay que olvidar que la Ilustración, un discurso
que contienen ejemplos iluminadores. La lectora curiosa europeo para Europa, se forjó sobre la pulsión imperialista
que desee expandir los límites (auto-)impuestos por el estu- de los Estados nacientes, configuró la noción de raza para
dio del español y sus formas expresivas puede hallar ejem- nombrar a las humanidades no europeas y generó “intole-
plos ya comprobados en el área que nos atañe, como el de- rancia a la diversidad cultural, étnica y sexual” (Woolson
sarrollo de estrategias comunicativas para lanzar campañas 224). Por ello, ante el colapso planetario y las migraciones
y la escritura de cartas en apoyo a líderes ecologistas (Ca- y desplazamientos masivos, nos sentimos más cómodas con
rey-Webb), el análisis crítico de imaginarios fagocitados en una ecopedagogía fugitiva que dé cabida a todas y que mire
nuestra cotidianidad y el ahondamiento en perspectivas co- hacia el futuro (Trevathan).
munalistas y decrecentistas (López y Prieta) o la construc- En cambio, entendemos que la mirada a la nostalgia en-
ción de un aparato crítico para evaluar el cine comercial y galana un cierto trampantojo que puede llevar a un juego de
el discurso publicitario (Marí). También se aborda la rela- espejismos. Desde su primer uso en 1688, este malestar de
ción entre el contenido y el método, pues no es solamente etimología griega (νόστος [nóstos], “regreso”, y ἄλγος [álgos],
el conjunto de artefactos culturales lo que da forma al acer- “dolor”) se ha caracterizado para definir la tristeza que causa
camiento ecopedagógico, sino también, y aún más impor- el deseo de regresar a la tierra nativa (Boym 3). Cabría pre-
tante, de qué modo se presenta dicho enfoque (Prádanos). guntarse si el lugar al que se añora regresar contempla un es-
468 469
Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

