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existencia, la agencia y la conexión entre varias comunida-                                                             témicos se privilegien comportamientos ecosostenibles —el

         des y prácticas. Por ejemplo, en varias culturas campesinas                                                             veganismo, la ética animal o la reivindicación ruralista— al

         e indígenas hallamos, por un lado, aquellos valores y voca-                                                             tiempo que se realizan análisis textuales, retóricos y poéti-


         bularios clave para relacionarse de forma recíproca y “soste-                                                           cos. Asimismo, Marrero también invita a llevar a cabo ac-

         nible” —sostenida a través de muchas generaciones— con                                                                  ciones performativas fuera del aula, como la campaña rea-

         el entorno y encontramos, por otro, aquellos que describen                                                              lizada en la playa palmense del Sanapú, donde las vecinas

         lo que podría entenderse como “la acción ecológica”, pero                                                               seleccionaron un lugar significativo vinculado con su expe-

         cuya inclusión implica ciertamente un entramado mucho                                                                   riencia personal, le hicieron una foto y escribieron un mi-


         más complejo de significados culturales, espirituales y polí-                                                           crorrelato sobre la misma. El resultado colectivo se expuso

         ticos. Teniendo el argumento de Marrero en mente, y a fin                                                               en un centro cultural y se editó en formato libro. El diseño

         de acercar márgenes, es posible que quien se dedique a ana-                                                             de estas acciones pedagógicas y vecinales debería realizarse,

         lizar el valor ecocrítico de los textos canónicos de la filología                                                       siempre según la visión de Marrero, fuera de la polarización


         hispánica quizá encuentre beneficioso explorar la presencia                                                             y la lógica binaria de enfrentamiento que el autor atribuye

         de estos vocabularios y valores “otros” en dichos contextos.                                                            a los estudios culturales.

             Entendemos que Marrero habla desde y para el estado

         español y que se dirige principalmente a quienes realizan                                                               El alcance de la mirada crítica


         investigación crítica, teórica e histórica dentro de la deno-                                                           Siendo loables y seguramente efectivas estas acciones, como

         minada filología hispánica. Conocedor de esta disciplina y                                                              todas aquellas similares que se han desarrollado desde los

         sabedor del rechazo sostenido hacia los estudios culturales                                                             años 70 del siglo pasado, parecen subsistir sin aplicar una

         que frecuentemente se da en su seno, su propuesta caracteri-                                                            mirada crítica sobre el sistema extractivista que nos ha traí-


         za a este campo interdisciplinario como un sistema de sabe-                                                             do a la presente crisis. En este sentido, se echa en falta po-

         res, perspectivas y prácticas que produce básicamente análi-                                                            ner en cuestionamiento los modelos de consumo y desa-

         sis críticos de izquierdas y anticapitalistas, razón no menor                                                           rrollo que hurtan el presente de quienes participan y de las

         por la cual auspicia un futuro prolijo al naciente campo de                                                             próximas generaciones. Para avanzar en el escrutinio, ha-


         la filología ecológica. Dado que la tradición de la filolo-                                                             bría  que considerar  con mirada crítica y contextualizada

         gía española ha desatendido por décadas los vínculos con                                                                qué historias y qué significados culturales están asociados

         la ecología —a pesar del empeño que el autor ha puesto en                                                               con los términos “naturaleza”, “eco”, “verde” o “sostenible”

         notorios ensayos como “Filología verde”—, Marrero articu-                                                               utilizados (Martínez-Alier; Cronon). Estos conceptos, lejos


         la su visión de la filología ecológica como un espacio de es-                                                           de ser universales, están construidos por la cultura moderna

         tudios sin militancias, donde más que cuestionamientos sis-                                                             y sus élites, con sus ansiedades y prioridades. Esto nos lleva






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