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afirmación es cierta y el grado en que no lo es. Esta manera pañola ecologista; c) que no sea posible extraer de la tradición
del pensar científico, que en su día Bart Kosko denominó judeocristiana y de la tradición científica europea de progreso
con acierto poético “lógica borrosa” (36), es la que permi- fundamentos para el esbozo de una tradición de reivindicación
ecologista; d) que no sea posible una literatura hispanoameri-
te que la misma incorporación de la perspectiva ecológica cana ecologista de raigambre europea; e) que no sea posible ha-
no sea considerada un elemento extraño en la investigación cer en las literaturas hispánicas de raíz judeocristiana y europea
“verdaderamente” filológica sino un eficaz utensilio para el del pasado lecturas de índole ecologista. (Marrero Henríquez,
enriquecimiento de sus cometidos. “Ecocrítica e hispanismo” 215)
La filología puede seguir siéndolo si hace suya la perspec-
tiva ecocrítica, si considera tanto las manifestaciones litera-
rias alternativas y militantes del gusto de los estudios cultu- Liberada de militancias, a la filología del hispanismo se
rales como aquéllas otras sancionadas por la tradición y el le abre un amplísimo campo eco-pedagógico, pues no sólo
canon, y si acepta que tanto en la militancia anticapitalista puede la filología adentrarse en la reflexión teórica sobre la
y ecocéntrica como en el antropocentrismo y el racionalis- naturaleza y la finalidad de la literatura en la era de la cri-
mo ilustrado hay elementos de provecho eco-pedagógicos. sis ecológica, sino también en la crítica de la producción
No en vano, hace más de una década planteaba que limitar del momento con la perspectiva de la tradición siempre
a mano y en la relectura de la historia literaria a la luz de
las circunstancias antropocénicas del presente. Y es preci-
el estudio de la ecocrítica a la literatura producida a partir de samente ese situarse en el presente el que también permi-
los años ochenta en el marco de la literatura hispanoamericana tirá a la filología acercarse al lector joven y al estudiante y
vinculada a las culturas prehispánicas y preferentemente en el disuadirlos no sólo de la relevancia de la literatura contem-
marco de los autores de Mesoamérica abandona la posibilidad poránea en la reivindicación ecológica sino también, y de
de hallar contenidos y formas ecologistas tanto en otros tiempos
como en ámbitos de la literatura hispanoamericana enraizados manera especial, de la relevancia de la perspectiva ecológi-
en tradiciones europeas y, por añadidura, en la misma literatura ca para activar las potencialidades significativas medioam-
española. Si bien . . . la ecocrítica encuentra en Hispanoamérica bientales de textos que en su día fueron escritos sin inten-
y en sus culturas indígena y africana el sustrato para una litera- cionalidad verde, como sucede, por ejemplo, con la ética
tura verdaderamente ecologista, no es menos cierto que cabe la animal y el potencial vegano de Cervantes en Coloquio de
posibilidad de una literatura y una crítica ecologistas en textos los perros (1613) con la reflexión sobre la racionalidad de
de inspiración judeo-cristiana y científica de filiación europea.
Y que apenas se haya desarrollado la ecocrítica de la literatura los animales del Padre Feijoo, con la defensa forestal y ani-
española . . . no significa: a) que no sea posible una literatura es- malista inserta en los textos sobre el turismo del que fue
pañola ecologista; b) que no sea posible una crítica literaria es- llamado “apóstol del arbolado”, Francisco González Díaz,
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Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

