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impresionar, lucirse, etc.) Este tipo de actividades obliga-  con cada estudiante y por qué. Repartí dos post-its por per-

 ban a las personas a estar presentes y a sensibilizarse y sin-  sona (uno verde y uno rojo) y pedí que cada estudiante es-

 cronizarse con el ritmo y fluidez de la clase. Se estableció la   cribiese (de manera anónima) en el verde algo que resonase


 práctica de que, antes de intervenir por segunda vez en cual-  con ella sobre lo que habíamos aprendido de ecofeminismo

 quier discusión, cada estudiante debía observar y compro-  y en el rojo algo que no. Después pusimos en un muro to-

 bar si todas las personas de la clase habían tenido la oportu-  dos los post-its verdes y en otro todos los rojos. Invité a la

 nidad de expresarse.   clase a leerlos sin juzgar y a identificar patrones comunes

         (resonancias que se repetían). Luego sugerí que comenzáse-

 Entrar en materia  mos a hablar en plural, como clase, al mencionar dichos pa-


 Después de crear un ambiente de aprendizaje basado en la   trones emergentes que íbamos notando en relación con lo

 confianza, la escucha activa y la colaboración llegó el mo-  que resonaba o no con nosotras. Por ejemplo: “La idea eco-


 mento de entrar en materia. Leímos un texto sobre “ecofe-  feminista de poner la vida en el centro resuena con la cla-

 minismos”, en plural, que discutía algunas de las diferentes   se”. Con esta actividad se pretendía evitar que se formasen

 maneras de entender el ecofeminismo. El ensayo explicaba   grupos enfrentados que tomasen de manera personal cual-

 cinco tendencias diferenciadas (sin intención de exhausti-  quier opinión contraria a su posicionamiento. La intención

 vidad) dentro del ecofeminismo: esencialista, espiritualista,   era que se generase una comunidad de aprendizaje donde se


 constructivista, queer y animalista (Herrero). La intención   pudiese empezar a tener conversaciones difíciles de manera

 era desincentivar el pensamiento dicotómico y que queda-  fructífera y segura.

 se claro desde el principio que el ecofeminismo no era algo   Después leímos un libro —La vida en el centro: voces y re-


 homogéneo —de ahí el plural— que podía ser juzgado en   latos ecofeministas— donde se profundizaba con ensayos y

 bloque y con lo que había que estar de acuerdo o en des-  cuentos sobre la manera en que el ecofeminismo fomenta-

 acuerdo. En nuestra clase no había que tomar una posición   ba una cultura diseñada con la intención de “poner la vida

 y defenderla a toda costa, sino reflexionar críticamente so-  en el centro”. Otra vez de manera espontánea salió a la luz

 bre hábitos mentales normalizados por el imaginario domi-  el tema del activismo provida. En cambio, esta vez el tema


 nante. Para reforzar la idea de que existían múltiples ma-  no generó alienación o enfrentamiento. Mencioné que es-

 neras de entender y percibir el ecofeminismo invité a las   tos movimientos se suelen considerar antagónicos y rara vez

 personas a pensar en resonancias (no en juicios de valor).   se reconoce el hecho de que ambos consideran prioritario


 De este modo quedó claro que no había que estar a favor o   “poner la vida en el centro”. Por ello, en lugar de partir

 en contra del ecofeminismo, sino pensar qué aspectos del   de las diferencias, sugerí que quizá resultase más generativo

 mismo —y qué tipos de ecofeminismo— resonaban más   comenzar reconociendo que las personas identificadas con






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  7 , 2025
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