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para que pasen por las puertas de la iglesia. Sin embargo, ral. El acento de la verdad” (n.p). Hay valores patentes y
¿en qué consistiría una iglesia ecológica? ¿Sólo habría una? latentes en las palabras que usamos y también en las que
Una meta principal de esa clase fue fomentar nuevas for- hemos olvidado. Hay un valor en el acto de aprender nue-
mas espaciales, temporales y trans-disciplinares de un pen- vos idiomas, exponiéndonos a nuevos horizontes posibles.
sar entre, las cuales pueden revelar conexiones sorprendentes Hay un valor en reconocer la importancia de las lenguas
entre la actividad económica y la necrosis socio-ecológica, que están en peligro de extinción, y en las que ya desapare-
y cómo el discurso socio-político trata de esconder estas cieron. Esperaba que estos textos nos ayudaran a entender
realidades. Estudiamos textos que abordan la gran acelera- unas alternativas posibles al frente de las emergencias so-
ción del siglo XX —de ecocidios y de desplazamientos ma- cio-ecológicas. Al dar sus presentaciones finales, quería que
sivos— generada por la extralimitación ecológica causada lxs estudiantes enseñaran a la clase su propia integración de
por un sistema económico basado en el crecimiento infinito estos métodos de pensar la interconectividad entre espacios,
y la extracción de recursos a gran escala. Comparamos va- lenguas y culturas.
rios casos de crimen ambiental, enfatizando la cuasi-repeti- Volvamos a la idea de una(s) iglesia(s) ecológica(s). ¿Qué
ción del mismo tipo de crimen en varios contextos distintos implica una pedagogía orientada a la concientización ecoló-
mientras señalamos las diferencias creadas por la geografía gica dentro la época de colapso planetario y desplazamien-
y la cultura. Rechazamos un binario rígido entre la natura- to masivo? ¿Cómo se puede enseñar nuevas aproximaciones
leza y la cultura, favoreciendo otros modos que entendieran a las relaciones entre los seres humanos y la biosfera? Entre
lo humano como un ser entrelazado con su entorno. Cues- otros modos de la producción cultural, ¿cómo se lee la lite-
tionamos el concepto hegemónico de la autonomía indivi- ratura? ¿Y el cine? Efectivamente, de acuerdo con mi estu-
dual, cuya base es la explotación socio-ecológica, mientras diante de 2017, el poeta madrileño Jorge Riechmann sos-
elaboramos otros significados de la libertad y de la libera- tiene que:
ción, dada esta conciencia de los límites planetarios. Inves-
tigamos la relevancia de la expresión cultural, leyendo una
serie de textos con preocupaciones explícitamente ecológi- “Mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado”, decía el
cas al mismo tiempo que consideramos otras lecturas que, a maestro Rafael Sánchez Ferlosio. Hemos de trabajar intensa-
pesar del propósito de lxs autores, llevan implicaciones eco- mente en el “cambio de dioses”, vale decir, en la transformación
lógicas. Prestamos mucha atención al lenguaje. De acuer- radical de nuestro sistema de valores y referencias culturales. Si
do con el escritor gallego Manuel Rivas, reconocimos que: en el lugar de la competitividad y el crecimiento no ponemos la
“Una primera tarea de urgencia ecológica en nuestro tiem- biofilia y la sustentabilidad, estamos perdidos. (“Ideas”)
po es recuperar el sentido de las palabras. Su aliento mo-
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Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

