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como de progreso e, igualmente, desvelar el encubrimiento   como Can Tunis, destinados a ser institucionalmente aban-

 sistemático del legado colonial. En particular, ante una cri-  donados tras ser oportuna y ceremoniosamente inaugura-

 sis que se intuye global, que amenaza con reproducir la dife-  dos, en este caso de la mano del alcalde barcelonés Narcís


 rencia colonial dentro de las fronteras europeas y que apre-  Serra, anterior Consejero de Política Territorial y Obras Pú-

 mia a los ciudadanos de un país como España, centrado en   blicas y futuro Ministro de Defensa socialista, y los que tam-

 fijar los posibles beneficios del capitalismo en su superficie   poco titubeaban a la hora de transformar una ciudad como

 mediante la explotación de su suelo y de sus habitantes, a   Barcelona, en palabras de Manuel Delgado, en un enorme

 plantearse cuál es su papel en este escenario nacional; uno   “parque temático” (54): en un perfecto producto de con-


 que ya había sido bautizado por sus vecinos septentrionales   sumo global en el que sus habitantes, “els ciutadans” y “la

 y más pudientes de la Unión Europea con los apelativos de   gent” de una Barcelona y una España plurales, como pro-

 PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) y GIPSI (Grecia,   clamaba el alcalde socialista Pasqual Maragall (1982-1997)

 Irlanda, Portugal, España e Italia) por representar a una de   durante la promoción de los Juegos Olímpicos de 1992,


 las economías más débiles del continente.   más que ser los primeros beneficiarios de este proyecto, pa-

 Barcelona, como una capital cosmopolita y mediterránea   saban a desempeñar el papel de actores secundarios cuando

 en el sur de Europa, a la par que una ciudad acostumbra-  no el de público en el espectáculo.

 da a remodelaciones masivas y puntuales (Delgado 2007,   Desde este espacio en el que se aglutina la crítica a la mo-


 Illas 2013), se convierte en el lugar idóneo en el que locali-  dernidad a la vez que se enuncia su ruptura, en palabras de

 zar el reflejo material de ese afán de reinvención constante,   Walter Mignolo en Historias locales / diseños globales (2000),

 así como las inquietudes de un país que se empeña en pro-  Can Tunis invita a su público a que preste atención a las his-

 yectar una imagen desarrollada fuera de sus fronteras, pero   torias locales que hacen reales diseños globales, y viceversa,


 que sigue escondiendo las dudas sobre su identidad racial   así como a las diversas versiones y visiones que, escapán-

 dentro de ellas. Este país es el mismo que, con la llegada de   dose a través de esas fracturas, pueden llegar a ser reveladas

 la democracia, había dado la bienvenida a la capitalización   por sus perjudicados; narraciones otras, utilizando todavía

 de su espacio, en el nombre y con el consenso de sus recién   la terminología de Mignolo, que desafían el ejercicio de la


 estrenados ciudadanos, auspiciando la firma de un contrato   desmemoria promovido por la insistencia moderna de rati-

 socialdemócrata entre sus autoridades locales, unas que no   ficarse en un perpetuo presente, y que no esconden los efec-

 dudaban en especular sobre las posibilidades lucrativas de   tos ni el sufrimiento causados por la práctica endémica del

 su suelo, y unos inversores más que dispuestos a reconvertir   colonialismo dentro de las fronteras nacionales. Ante la cá-


 la economía nacional en un proyecto empresarial. Estos di-  mara, las experiencias de los vecinos de Can Tunis hablan

 rigentes son los que fomentaban la construcción de lugares   de lo que significa vivir en ausencia de leyes que no están en






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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