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vivencias la llevan a cuestionar la maternidad como expe-  Antes de ser madre, aun cuando investigaba asuntos para

 riencia esencial para la mujer, llegando a arrepentirse de ser   sus programas de televisión, admite que no le importaba el

 madre. Villar desmitifica el estado cuando admite que “[e]l   concepto de la conciliación de la vida laboral con la vida


 embarazo no siempre es esa experiencia maravillosa y casi   doméstica. Ahora que lo vive “en carne propia” entiende

 mística que te cambia la vida” (43).  Pero, además de cues-  que la situación no es sostenible y que el trabajo maternal
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 tionar el valor de una maternidad difícilmente conseguida,   de cuidados que es parte de ser madre tiene que ser recono-

 la autora se siente engañada, por lo que confiesa: “Me he tra-  cido a nivel social. Esta declaración a favor de un cambio es-

 gado la historia de que la maternidad es maravillosa y ahora   tructural que ayuda a lograr la conciliación laboral hace eco


 estoy condenada de por vida” (267). No es la primera mujer   en otras críticas feministas que exigen cambios sociales en

 que expresa tales sentimientos. En su libro sobre la mater-  España, como Inés Campillo y Sandra Ezquerra, que dicen:

 nidad, Isabel García-Zarza también admite que se cree un


 “bicho raro” porque “no me sentía en absoluto identificada   Tras décadas de hegemonía de las políticas neoliberales, las cua-

 con la imagen que me vendían de la maternidad, ese mun-  les contribuyen a la mercantilización del cuidado y agravan su

 do almibarado de felicidad permanente. Primero me sentí   invisibilización, y después de una gestión austeritaria de la cri-

 un monstruo, pero luego fui descubriendo que no era yo la   sis económica que ha impuesto recortes y retrocesos particular-

 única” (encarte). Además de reconocer que hay otras expe-  mente en el ámbito de la reproducción social, el feminismo rei-


 riencias con la maternidad, Villar también menciona las di-  vindica la importancia del cuidado con una insistencia y una

 ficultades sociales de tener niños y la falta de reconocimien-  vitalidad renovada. (39)

 to del trabajo que implica cuidarlos:


             Cuando la maternidad es difícil de conseguir, e incluso


 Ahora entiendo las reivindicaciones feministas de valorar eco-  imposible para algunas mujeres y, además, el sistema social
 nómicamente los cuidados, exigir su incorporación al producto   no apoya a las familias, a la vez que hay una invisibilidad

 interior bruto, reclamar una compensación económica y digna.   de los cuidados, el sistema reproductivo entra en crisis. La-

 Siento haber despreciado ese papel durante tanto tiempo y me   fuente Funes usa el término “crisis” “no como sinónimo de

 da vergüenza ser consciente de su importancia solo ahora que
 me lo vivo en carne propia. (239)  la caída de la natalidad, sino como forma de señalar que la
         reproducción de la vida, al igual a su sostenibilidad, se ha


         dejado en los márgenes de lo que se prioriza socioeconómi-

         camente” (30). Esta crisis no solo afecta a la reproducción
 11  El tema de la desmitificación de la maternidad en España se encuentra
 frecuentemente en obras como Tiempo de espera de Carme Riera y (Pro)  biológica, sino también a la social, que genera una precarie-

 creación de Olga Albarrán (Libertarias, 2022).   dad al externalizar la reproducción y los cuidados (30). Así,





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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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