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prácticas sociales opresivas y sus consecuencias sobre las ma-  tablecidos?, todos interrogantes raramente verbalizados en

 dres, utilizando técnicas narrativas que interpelan a la lecto-  el espacio público. A la vez, cuando la madre pone en cues-

 ra a dialogar con interpretaciones más amplias del significa-  tión algunas de las responsabilidades maternas determina-


 do de ser madre. En lo que sigue, estableciendo un paralelo   das por su propia sociedad, se sitúa en una posición precaria

 con la estructura abismada de la obra, se examina primero,   que la aparta de la simbología de la “buena” madre, acercán-

 el relato de la maternidad de Jade/Alice, y en diálogo con él   dola a su opuesto: “la mala” progenitora.  Paralelamente, las

 el de la escritora, para continuar con un análisis de prácticas   alteraciones y reajustes de sí misma requeridas por la mater-

 sociales asociadas a la maternidad que reifican diferencias   nidad la hacen verse como “otra” mujer: ¿Cómo mantener


 de género. La sección final identifica técnicas narrativas que   el sentido de sujeto antes conocido, cuando la maternidad

 promueven la construcción de una maternidad feminista.   ha unido el yo a un nuevo sujeto, la bebé, de modo irrever-

 Se arguye que es precisamente la encrucijada u oscilación   sible? Esta metamorfosis implica una doble diferenciación

 narrativa entre las dudas y reflexiones de la escritora madre   de la mujer ahora madre: frente a la sociedad, y a la que era


 primeriza y la fascinación que la historia de la filicida ejer-  antes, dos transformaciones que la sitúan en una posición

 ce sobre ella, lo que facilita que la novela ofrezca múltiples   de ma(l)ter(n)idad. La deconstrucción del imaginario de la

 puntos de aproximación a la maternidad contemporánea en   maternidad dominante completada por la madre escrito-

 España para que la lectora explore el complejo mapa de lo   ra produce un reconocimiento cognitivo y emocional de su


 que denomino ma(l)ter(n)idad. Este compuesto enfatiza la   inseguridad ontológica. Y esta es la gran contribución de la

 vulnerabilidad de la nueva madre, que acentúa su temor de   novela de Katixa Agirre.

 ser una “mala” madre: mal+maternidad, y su asombro por

 las transformaciones vividas: maternidad+alteridad. Como   Problematizando  modelos sociales dicotómicos de la


 indica la negación en el título de la novela Las madres no,   maternidad

 el imaginario dominante se ha construido sobre dicotomías   Matar a un hijo es imperdonable. Es un asesinato que pro-

 que condicionan y con frecuencia oprimen al sujeto “ma-  voca horror social. Si bien las estadísticas indican que no es

 dre”. Socialmente se celebra la maternidad, pero se ofrecen   un homicidio común en España ni en otros países, hay una


 pocas visualizaciones de las renuncias que esta implica. En   carencia de estudios sobre este tipo de delito (Company Fer-

 consecuencia, la nueva madre se pregunta: ¿Es posible que-  nández et al., 91). Según González Trijueque y Muñoz-Ri-

 rer ser madre y sentirse a la vez ambivalente después de ex-  vas, la mujer se implica con mayor frecuencia cuando las

 perimentar los cambios irrevocables que conlleva? ¿Son sus   víctimas no han alcanzado los dos años de edad, momen-


 dudas e incertidumbres un signo de que no es una “buena”   to a partir del cual, el riesgo de ser víctima de filicidio está

 madre? ¿Es ella una “mala” madre si rechaza los modelos es-  más relacionado con la figura paterna (98). En el caso del






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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