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tiples grupos sociales en el archipiélago puertorriqueño que                                                            se social y la negritud (Dinzey-Flores; P. Rivera; Marshall,

         repudiaron el rap y el reguetón debido a sus letras, estética y                                                         “From Música Negra”); la panlatinidad (Kattari), la repre-

         estilo. Entre los dos estilos musicales, el más repudiado por                                                           sentación y agencia de mujeres (Báez; Jiménez), la cultura


         estos grupos sociales fue el reguetón por sus temas recurren-                                                           callejera y el machismo (Samponaro); el consumo y la in-

         tes, más concretamente, por temas como el deseo sexual, la                                                              fluencia (Lavielle-Pullés); el orgullo racial y étnico (Rudol-

         violencia y las drogas. Tal como los medios y las discusio-                                                             ph); y la masculinidad (Nieves), entre otros temas. Estas

         nes culturales han divulgado, el reguetón fue asociado in-                                                              lecturas han contribuido a un creciente corpus literario so-

         mediatamente con las clases urbanas bajas de Puerto Rico:                                                               bre reguetón que justificadamente explora la interconexión


         un estilo musical nacido en el caserío, propio de los barrios.                                                          entre dichos elementos políticos. Todos estos trabajos coin-

         Por lo tanto, el reguetón fue aceptado como “cultural trash”                                                            ciden en un argumento —al menos en lo que se refiere al

         (“basura cultural”), según señala Frances Negrón Munta-                                                                 reguetón de principios de 1990 y 2000— que está rela-

         ner, porque expresaba “what good taste considered garbage”                                                              cionado con el contexto del sexo y el género (gender), y a


         (“lo que para el buen gusto se considera basura”) —es de-                                                               la prevalencia de la hipermasculinidad como expresión que

         cir, temas relacionados con la sexualidad en sus dimensio-                                                              supone que la violencia es varonil, que el peligro es emocio-

         nes más carnales (327)—. Como consecuencia, el nuevo es-                                                                nante, y que las mujeres son objetos sexuales —suposicio-

         tilo musical fue rechazado inmediatamente por ser asociado                                                              nes que han pasado a formar parte integral de los tropos del


         con, y consumido por, un subconjunto de clase baja visto                                                                reguetón—.

         como carente de prestigio social (Negrón 327).                                                                              Este artículo busca fomentar nuevos acercamientos críti-

             Es posible que la particularidad de ser el sonido de las                                                            cos al género teniendo en cuenta que el reguetón lleva unos

         clases bajas haya proyectado el reguetón como una docu-                                                                 30 años de trayectoria y no se trata de un estilo estático cu-


         mentación cautivadora de un segmento de la periferia so-                                                                yas narrativas de género y sexualidad no hayan cambiado a

         cial. Como muchos artefactos culturales, este estilo musical                                                            través del tiempo, sino de un ente dinámico cuyo contenido

         es un producto complejo que puede ser examinado por me-                                                                 lírico ha evolucionado en múltiples ocasiones a lo largo de

         dio de una multiplicidad de acercamientos de análisis. El                                                               los años.  La forma en que las mujeres y los hombres expre-
                                                                                                                                                2

         reguetón ha sido parte de discusiones de musicólogos sobre

         la (trans) nacionalidad (Negrón y R. Rivera; Lebrón; Mar-                                                               2  La experiencia individual del reguetón contiene tanto un valor auditi-

         shall, “Dem Bow”); se ha estudiado su relación con la cla-                                                              vo como una impresión visual. Sin embargo, yo arguyo que para analizar


                                                                                                                                 la manera en que el sexo y el género operan en el reguetón es necesario
                                                                                                                                 separarlos de su imaginería visual. Las imágenes de mujeres semidesnu-
         Circuity”, la introducción de Reggaeton, editado por Raquel Z. Rivera,                                                  das que bailan de forma sugerente son representaciones conceptuales de

         Wayne Marshall y Deborah Pacini Hernández.                                                                              las letras de las canciones. Ellas tienen un valor cultural y crítico propio;





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