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ción entre vida y trabajo se ha desdibujado. Debe-  Si, de forma ilustrativa, nos detuviéramos en la enseñanza

 mos reorientar las expectativas sobre cómo la pro-  de asignaturas como “Cultura y civilización”, o en cualquier

 fesión académica y en particular las humanidades   otro curso relacionado con la expresión de la identidad, ve-


 invierten su tiempo y concilian trabajo y vida.  ríamos que hay un paradigma hegemónico excluyente que


         traza el linaje blanco español desde el rey Pelayo hasta Fe-
         lipe VI, marcando a los moros como cuerpos invasores y a

 B. Reforma curricular  los gitanos como comunidades culturales auto-marginadas.

         De este cuadro se excluyen asimismo tanto la genealogía


 La reforma curricular pretende una mirada hacia adentro,   de los pueblos originarios de las colonias y sus descendien-

 hacia los saberes transmitidos y hacia las estructuras de que   tes en la península como, sobre todo, los africanos que fue-

 nos valemos para compartirlos. Esta hipótesis crítica mira   ron traídos como esclavos a palacios, parroquias y hogares

 a descolonizar las prácticas tradicionales que enmarcan el   de Barcelona, Cádiz, Madrid o Sevilla. ¿En qué manual de

 proceso del aprendizaje individual y colectivo, así como los   clase se revisa el pasado colonial/imperial de España como


 materiales adoptados para tales fines, considerando una re-  la nación europea que más se ha nutrido de la esclavitud

 flexión sobre las temáticas inclusivas y trans-culturales que   de forma continua, con la Corona de los Borbones como

 acercan a estudiantes y a co-facilitadorxs a la realidad de la   principal benefactora de la trata ilegal? (Piqueras). Estos si-

 comunidad local. Muchos departamentos de lenguas, en los   lencios y estas discriminaciones siguen expresándose tam-


 que se estudian también las prácticas culturales relacionadas   bién en los productos culturales contemporáneos, desde el

 con el territorio español, siguen dejando fuera del currícu-  cine (Guillén Marín, Iglesias Santos) hasta el teatro (Cole-

 lo académico a un amplio sector de las identidades políti-  man), pasando por la literatura (Rueda y Martín) y la mú-

 cas que conforman la comunidad hablante de la lengua. Los   sica (Bermúdez).


 programas que aboguen por ponerse las gafas del activismo   El repertorio simbólico del imaginario nacional, como

 deberían empezar por una revisión del currículo y analizar   se ve, asociado aún al linaje de conquista, colonia e impe-

 el sector demográfico habitualmente privilegiado. Este ejer-  rio, necesita una nueva narrativa que incluya las identida-

 cicio puede llevar a descubrir que las denominadas “figuras   des negras, nativas de las colonias, musulmanas o gitanas,


 clave” coinciden abrumadoramente con hombres blancos,   así como a los inmigrantes y los disidentes sexuales en pri-

 cis, católicos, con poder, sean estos reyes, escritores, pinto-  mera línea. Debemos interrogarnos qué sesgos esencialis-

 res de corte, deportistas de élite o cocineros. La identidad   tas inscriben nuestro currículo en el sistema de dominación

 dibujada en estos currículos transmite a su vez una jerarquía   (racismo, sexismo, etc.). No solo es una cuestión crítica  de-


 de visibilidad, que excluye a las identidades otras.  colonial o feminista, sino que dichas ausencias desconectan






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 Revist a   de   alces XXI                                    Número  4 , 2019-2020
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